• enero 23, 2020
  • Explosiones emocionales en la pareja

  • Regresa

  • Detalle de lo tratado

    • Introducción
    • Mi experiencia
    • Qué podemos hacer
    • Estadísticas
    • Cómo entender la causa de la explosión emocional
    • Como mejorar el problema

    Introducción

    La mayoría de las parejas tratamos de vivir tranquilos, lejos del estrés y la ansiedad. Por eso nos alejamos de los conflictos y problemas que afectan nuestra estabilidad emocional.

    Sin embargo, algunas veces no podemos evitar que afloren emociones negativas que perjudican o alteran esa calma emocional y nos hacen «explotar».

    Mi experiencia

    En mis consejerías matrimoniales he observado un patrón:

    • Las parejas llegan a mi oficina muy calmadas y quizá con una idea en mente. Vienen programadas para exponerme clara y serenamente sus puntos de vista.
    • Sin embargo, conforme empiezan a exponer sus quejas, los ánimos empiezan a caldearse.
    • Rápidamente, esa calma aparente se convierte en una explosión de acusaciones y la pérdida de la estabilidad emocional.
    • Como resultado, esas dos personas que inicialmente parecían muy integradas, de pronto se han convertido en enemigos.

    Qué podemos hacer

    1. Cada uno de nosotros debemos aprender estrategias para regular nuestras emociones:
      • primero tenemos que aprender a identificar qué causa la explosión de nuestras emociones,
      • y luego tenemos que aprender qué tácticas podemos usar para restaurar el equilibrio y recuperar la paz interior.
    2. También debemos aprender la diferencia entre discutir y pelear:
      • Una buena discusión es saludable para la pareja: podemos discutir asuntos que competen o afectan a la pareja en un ambiente de humildad, respeto y empatía.
      • Pelear, sin embargo, no solo no resuelve nada, sino que convierte la relación en un infierno llevándola a la ruina.

    Estadísticas

    Las estadísticas nos muestran que:

    • el 45% de los problemas en las parejas surgen por el reparto de las tareas domésticas en el hogar;
    • el 26% por asuntos económicos
    • y el 18% por el trabajo.
    • Es interesante que solo el 6% de las discusiones ocurre por celos o infidelidades.

    ¿Cómo entender la causa de la explosión emocional?

    1. El detonador.

      Un miembro de la pareja presenta un tema delicado, causa del conflicto, desde su punto de vista. Esto presiona o acciona el detonador. ¿Se estará dando cuenta del daño que puede causar? ¿Estará tomando en cuenta las consecuencias a largo plazo de sus acciones? ¿Se dará cuenta de las palabras que dice cuando está airado?

      Muchas veces, la forma en que lo presenta hiere los sentimientos de la otra persona y afecta su ego temperamental. Si se fija bien, el problema no es el problema en sí mismo, sino cómo lo expone.

      Quien presiona el detonador, el acusador, por lo general solo quiere ganar, controlar, tener el poder. Y por más desagradable que el momento sea, secretamente disfruta de ese poder. A esta altura ya no escucha ni ve los hechos; solamente acusa.

      «Usar el poder para derrotar al oponente no es productivo. Puede que lo silencie, pero no crea espacio para el amor» (David Hawkins en 9 errores graves que cometen las parejas).

    2. La defensa, por el ego afectado, aumenta la hostilidad. Ante un punto de vista parcializado por la herida que causó la ofensa, la otra parte responde agresivamente, quizá con gritos, insultos o palabras aún más hirientes.,
    3. Ahora, ambos egos están heridos. Algo muy importante ha sido atacado y nos toca huir o contra atacar. Por instinto, tratamos de destruir la amenaza, especialmente los hombres. Manejamos nuestros problemas de acuerdo a lo que aprendimos de nuestros padres. Los enfrentamos de acuerdo a su ejemplo o huimos de ellos. Las mujeres hijas de padres infieles, tienden a no confiar en la fidelidad de sus esposos. Las emociones que experimentamos hoy, surgen de todo ese bagaje emocional que vivimos de niños. No son exclusivamente causadas por el problema externo con nuestra pareja.
    4. A veces, para protegernos insultamos y allí empieza la guerra. Nos hirieron y queremos herir. Traicionaron nuestra integridad y nosotros también queremos traicionar.
    5. En algún momento, el sentido común de alguno de los dos le lleva a darse cuenta que la batalla no tiene sentido y entonces empieza la tregua. Pero ya están heridos emocionalmente y algunas de las heridas nunca sanan. «El agua derramada, no se puede recoger», dice un dicho. Los insultos dejan huellas y pueden doler por mucho tiempo.

      Si reconocemos este patrón, podemos empezar a hacer un cambio y retomar la relación de una manera más positiva. Podemos enfrentar los problemas con el deseo de mejorar y estrechar los lazos, dejando a un lado los patrones tóxicos y destructivos que desgastan la relación.

    Como mejorar el problema

    Si tomar el poder para controlar una situación acusando y atacando no funciona, entonces debemos usarlo para atacar al enemigo real de la pareja que causa la explosión y le roba la paz y la armonía.

    1. Reconocer las emociones que el problema ha causado.

      El profesor Fernando Gordillo de la Universidad Camilo José Cela de Madrid, sugiere que el cónyuge «se posicione frente a frente, mirándose a los ojos pero sin mantener la mirada fija por mucho tiempo (para que no crea que trata de intimidar), y que exprese cómo se siente con las palabras pronunciadas por su cónyuge. Este es el momento de expresar las emociones abiertamente y crear un vínculo de confianza con la pareja. Estamos siendo responsables de nuestro estado emocional sin culpar al otro cuando decimos: «me siento así, cuando dices…»

    2. Pedir perdón

      Hacerlo diciendo algo así como: «perdón si te he molestado, dime qué pasa y lo solucionaremos…».

    3. Dejar hablar sin interrupciones

      Debemos dejar a nuestra pareja hablar sin interrupciones. No humillar, no creer que no hay solución, ni ridiculizarlo. Debemos disculpar, comprender y perdonar.

    4. Ser paciente

      Muchas veces exigimos una respuesta o una solución inmediata de acuerdo a nuestros intereses. En vez de exigir, podemos orar a Dios y esperar pacientemente. Así, nuestro corazón cambiará hacia aquellos que amamos. Consideremos cómo es para nuestra pareja vivir con nosotros. Ojalá Dios abriera nuestros ojos para que podamos ver las cualidades que aportamos a nuestro matrimonio y las estrategias necesarias para mejorar estas virtudes. Cada uno de nosotros es la mitad de la ecuación matrimonial y alguien debe empezar el cambio.


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