• mayo 14, 2020
  • Ni frío ni caliente

  • Regresa

  • Detalle de lo tratado:

    Introducción
    La indiferencia

    • Descripción
    • Su impacto en las relaciones interpersonales
    • Plan de acción para dirigir nuestras emociones y actitudes

    Introducción

    Durante estos tiempos de incertidumbre e inseguridad que estamos viviendo debemos, intencionalmente, dar un paso hacia adelante, transformar nuestras actitudes y actuar de una manera sensata y positiva considerando no solamente nuestras necesidades, sino también las de los demás.

    Debido a todo esto presentaremos una serie de programas relacionados con nuestras actitudes y cómo manejarlas de cara a la nueva realidad que nos ha tocado vivir.

    Todos tenemos diferentes actitudes frente a las situaciones que se nos presentan en la vida. Muchas veces, estas son el resultado de la influencia de las personas que nos formaron y de su filosofía de vida. Sin embargo, eso no nos libera de la responsabilidad de tomar decisiones informadas respecto al patrón de vida que llevamos.

    Debes saber que tus actitudes pueden sabotear tu vida y tu destino por el efecto y el impacto que tienen en tus relaciones personales.

    Los pensamientos, las emociones y las actitudes dirigen nuestro comportamiento. ¡De seguro, todos son controlables! Por eso es muy importante que tengas un plan de acción para poder vivir en plenitud la vida que Dios te ha dado. Tú decides la calidad de tu vida.

    La indiferencia

    Elie Wiesel sobreviviente del holocausto y premio Nobel de la Paz en 1986, dijo:

    «Lo contrario del amor no es el odio, es la indiferencia. Lo contrario de la belleza no es la fealdad, es la indiferencia. A su vez, lo contrario de la fe no es herejía, es la indiferencia. Y lo contrario de la vida no es la muerte, sino la indiferencia ante la vida y la muerte».

    Descripción
    La persona indiferente es la persona que denota falta de interés, de preocupación e incluso falta de sentimiento. Por lo general, esa persona trata de mostrarse distante para evitar algo o para protegerse de algo.

    La persona indiferente es la persona que denota falta de interés, de preocupación e incluso falta de sentimiento. Por lo general, esa persona ignora lo que sucede en su entorno o en las personas que lo rodean. Es la persona que en los momentos que estamos viviendo hace caso omiso a las instrucciones, ordenes o sugerencias que nos dan las autoridades de salud.

    Su impacto
    ¿Qué mensaje envía una persona con una actitud así? ¿Cuál es el mensaje que no se atreve a decir con palabras? Una actitud así puede afectar tu vida personal significativamente y también tu carrera o negocio. Incluso podría significar «la muerte de una relación».

    Lo más razonable en estas situaciones es entender qué sucede. Si analizamos el trasfondo de esta actitud, quizás encontremos que esa frialdad fue adquirida durante la niñez. Quizás esa persona experimentó actitudes negativas e hirientes por parte de sus padres, maestros o figuras de autoridad. Quizás sufrió abandono o crueldad, o fue ridiculizada, o fue objeto de burlas o acoso escolar. Para estas personas las relaciones son difíciles y dolorosas, no se sienten seguras en ninguna relación. Tienen un obstáculo emocional que les impide relacionarse con los demás. Porque si hay algo cierto es que nadie quiere ni merece vivir en la indiferencia. Ninguna persona debe sentirse invisible en ningún escenario, ya sea en su hogar, en su trabajo, en la escuela, etc.

    A diferencia de los sentimientos, las actitudes se pueden controlar. De nosotros depende hacerlo para hacer sentir bien a los demás, para que no se sientan ignorados. Especialmente en la situación que estamos viviendo, es necesario que todos estemos en la misma página. Si queremos que esto pase rápido, tenemos que tirar para el mismo lado, estar unidos por el bien común, y no podemos ser indiferentes ante lo que otros estén pasando.

    Plan de acción

    • Si hay un problema, se lo identifica y se le hace frente.
    • Si hay un malentendido, se habla hasta que se soluciona.
    • Si hay falta de amor, se asume y se ponen los medios para seguir avanzando.
    • Pero a veces, si hay un problema de raíz, ninguno de estos pasos es suficiente. En esos casos, es recomendable recurrir a la ayuda de un consejero profesional.

    Muchas veces no podemos controlar las cosas que nos suceden, pero sí podemos controlar nuestra actitud y la forma en que respondemos a lo que nos ocurre. Podemos decidir responder con indiferencia o asumir el rol que nos corresponda para mejorar o superar la situación. Estos son los momentos en que más debemos asumir nuestra responsabilidad personal y social. Si hay un problema, lo identificamos y le hacemos frente. Si hay un malentendido, lo hablamos con la otra persona para aclararlo. Así estaremos dejando de lado la indiferencia (que no nos lleva a ningún lado) y haciendo lo que está a nuestro alcance para resolver la situación que sea. Todos los días la vida nos da la oportunidad de ser mejores personas. Aprovechemos los momentos difíciles que estamos atravesando para darle al mundo que nos rodea lo mejor que hay en nosotros.


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