• septiembre 10, 2020
  • Creciendo a partir de las crisis

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  • DETALLE DE LO TRATADO

    Introducción
    Creciendo a partir de las crisis
    Pasos a seguir
    No estamos solos

    Introducción
    El Coronavirus, como cualquier crisis mundial, tiene la capacidad de provocar una histeria general que puede causar un desequilibrio emocional y llevarnos a sufrir trastornos de comportamiento y sentimientos que no deseamos.

    Asimilar y procesar un fenómeno de tal magnitud no es fácil y puede ser abrumador. Sin embargo, esta crisis que estamos pasando puede servir para estimular la solidaridad y la creatividad, a la vez que ayudarnos a crecer.

    Creciendo a partir de las crisis
    El desarrollo humano, tanto individual como colectivo, se logra a través de crisis, transiciones y fases. Por ello podemos decir que toda crisis es una oportunidad para crecer y progresar. Sin embargo, las crisis generalmente vienen acompañadas de algún tipo de sufrimiento, y la verdad es que a ninguno de nosotros nos gusta sufrir.

    Pero es imposible progresar sin sufrimiento. ¿Qué significa para ti sufrir? Porque tener que usar un tapaboca no es sufrir, como tampoco lo es no poder hacer las actividades que estamos acostumbrados a hacer, o tener la libertad de ir donde queremos cuando queremos.

    Sufrir significa que uno no puede ver la luz al final del túnel; significa que lo que nos está sucediendo parece no tener esperanza ni fin; significa que no tenemos control ni podemos solucionar o cambiar la realidad que estamos viviendo y que no nos gusta. ¿Qué podemos hacer, entonces?

    Pasos a seguir
    Ajustar nuestras expectativas. Lo pensemos o no, cada día nos levantamos creyendo que todo va a estar bien, que las cosas van a salir como las tenemos planeadas, que nada se va a interponer en nuestro camino. En otras palabras, ni se nos ocurre pensar que en realidad nuestra vida es tan frágil que en un segundo puede cambiar radicalmente. (En la sección RECURSOS se puede descargar gratis el folleto La guía de un ingrato para estar satisfecho.)

    Y en cierta manera es bueno que así sea: porque así es que hacemos planes y tenemos expectativas para cada día y para el futuro. El problema viene cuando nuestras expectativas no se cumplen y de golpe nos damos cuenta que el mundo en que vivimos no es perfecto. ¿Qué hacer entonces?

    Recordar que los problemas o contratiempos no significan necesariamente una derrota. Como dijimos antes, una crisis puede servir para crecer y madurar y para dar más valor a las cosas cotidianas que a veces se nos pasan desapercibidas.

    Ajustar nuestras expectativas teniendo en cuenta los altibajos de la vida. Cada uno de nosotros celebramos triunfos y sufrimos derrotas, disfrutamos de alegrías y lloramos de tristeza. Pero ninguno de esos momentos define nuestra vida cuando estamos dispuestos a confiar en Dios y a vivir con esperanza.

    No estamos solos
    Finalmente, recordemos que no estamos solos. Aun en medio del distanciamiento social que esta pandemia nos ha impuesto, tenemos a nuestro alcance variadas formas de mantenernos en contacto con nuestros seres queridos. Y es gracias a esa interacción humana que podemos experimentar placer, alegría y gozo.

    De ahí el valor crucial de las relaciones y la solidaridad humanas para la vida y para la supervivencia. Este es el momento de que tú dejes de pensar en ti y yo en mí, para pensar en «nosotros». Aprovechemos esta crisis para buscar soluciones que beneficien a toda la sociedad. Así TODOS saldremos fortalecidos de ella.

    «Sábete Sancho, que no es un hombre más que otro si no hace más que otro. Todas estas borrascas que nos suceden son señales de que presto ha de serenar el tiempo y han de sucedernos bien las cosas; porque no es posible que el mal ni el bien sean durables, y de aquí se sigue que, habiendo durado mucho el mal, el bien está ya cerca.»

    Don Quijote de la Mancha
    Miguel de Cervantes Saavedra

    Asimilar y procesar un fenómeno de tal magnitud no es fácil y puede ser abrumador. Sin embargo, esta crisis que estamos pasando puede servir para estimular la solidaridad y la creatividad, a la vez que ayudarnos a crecer.

    Recordemos lo que nos dice la Biblia en Romanos 8:28:

    «Y sabemos que Dios hace que todas las cosas ayuden para bien a los que lo aman; esto es, a los que son llamados conforme a su propósito.»


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