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HAY UNA MUJER...
Del episodio titulado, Madres solas

Hay una mujer que tiene algo de Dios
Por la inmensidad de su amor,
Y mucho de ángel por la incansable
Solicitud de sus cuidados.
Una mujer que, siendo joven,
Tiene la reflexión de una anciana,
Y en la vejez trabaja con
El vigor de la juventud.
Una mujer que, si es ignorante,
Descubre los secretos de la vida
con más aciertos que un sabio,
Y si es instruida se acomoda
A la simplicidad de las niñas.
Una mujer que siendo pobre
Se satisface de los que ama.
Y siendo rica daría con gusto
Su tesoro para no sufrir
En su corazón la herida de la ingratitud.
Una mujer que siendo vigorosa
Se estremece con el vagido de un niño,
Y siendo débil se reviste a veces
Con la bravura del león.
Una mujer que mientras viva
No la sabemos estimar porque
A su lado los dolores se olvidan,
Pero después de muerta,
Daríamos todo lo que somos
Y todo lo que tenemos
Por mirarla de nuevo
Un solo instante,
Por recibir de ella un solo abrazo,
Por escuchar un solo acento de sus labios.
De esa mujer no me exijas el nombre,
Si no queréis que empape de lágrimas vuestro álbum,
Porque ya la vi pasar en mi camino.
Cuando crezcan vuestros hijos
Leedles esta página y ellos,
Cubriendo de besos vuestra frente,
Os dirán que un humilde viajero
En pago del suntuoso hospedaje recibido,
Ha dejado aquí para vos y para ellos,
Un boceto del retrato de su MADRE.
Ramón Ángel Jara
Obispo chileno - 1852-1917