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El oasis
Del episodio titulado, Lo que nuestros hijos necesitanCuentan que a un oasis llegó un joven, tomó agua, se aseó y le preguntó a un viejecito que se encontraba descansando: "¿Qué clase de personas hay aquí?"
En vez de responderle, el anciano le preguntó: "¿Qué clase de personas había en el lugar de donde tú vienes?"
"Oh, un grupo de egoístas y malvados", replicó el joven. "Estoy encantado de haberme ido de allí."
A lo cual el anciano comentó: "Lo mismo habrás de encontrar aquí".
Ese mismo día, otro joven se acercó a beber agua al oasis y, viendo al anciano, le preguntó: "¿Qué clase de personas viven en este lugar?"
El viejo respondió con la misma pregunta: "¿Qué clase de personas vive en el lugar de donde tú vienes?"
"Un magnífico grupo de personas, honestas, amigables, hospitalarias, me duele mucho haberlos dejado."
"Lo mismo encontrarás tú aquí", respondió el anciano.
Un hombre que había escuchado ambas conversaciones le preguntó al viejo: "¿Cómo es posible dar dos respuestas tan diferentes a la misma pregunta?"
A lo cual el viejo contestó: "Cada uno lleva en su corazón el medio ambiente donde vive. Quien no encontró nada bueno en los lugares donde estuvo, no podrá encontrar otra cosa aquí. Pero quien encontró amigos allá, podrá encontrar amigos acá."
Desde pequeños hemos aprendido a enfocar nuestra atención en ciertos aspectos de las personas, ignorando otros que también están presentes.
¿Qué les estás enseñando a tus hijos con tus actitudes con respecto a las personas que les rodean? ¿Prejuicio y pesimismo, o aceptación y optimismo?