
Articulos
Sugerencias prácticas para gestionar las pérdidas
Para transitar tu duelo siguiendo su proceso natural, de tal forma que no se vuelva en una patología, es necesario que expreses tu emociones y que realices algunos ejercicios de apoyo. A continuación te ofrecemos un ejercicio muy práctico. Te invitamos a que lo pruebes, adaptándolo a tu situación personal.
1. Primero debes aceptar que no existe nada que cure lo que sientes por la muerte de tu ser querido. Lo único que puedes hacer es gestionar tu dolor, verterlo naturalmente y usar herramientas para que siga fluyendo y no se estanque. Una forma de lograr esto es construyendo una galería o caja de recuerdos para que por medio de ellos tu ser querido permanezca vivo en tu corazón.
2. Comenzando hoy, cada día busca un tiempo mínimo de media hora para irte a una habitación donde no pueda molestarte nadie. Una vez que te hayas puesto cómodo, comienza a recordar momentos vividos con esa persona que perdiste, los que te vengan, recuérdalos sin miedo a sufrir. Si tienes que llorar, llora; si tienes que gritar, grita... Atraviesa ese dolor, enfréntalo para poder salir de él. Si, por ejemplo, empiezas a recordar una de las vacaciones de verano junto a esa persona, esfuérzate por recordar todas las vacaciones juntos hasta llegar a construir un cuadro o varios cuadros de recuerdos con las distintas imágenes representativas que te ayuden a recordar. Es decir, configura un cuadro de recuerdo con diferentes elementos para que solo visualizándolo te ayude a recordar lo vivido con la persona. Sigue recordando y creando diferentes cuadros de las situaciones vividas juntos. Haz una bella galería de recuerdos. Puedes poner tanto cuadros bonitos como algunos no tan bonitos, porque así es la vida: llena de contrastes, con cuadros de colores vivos como cuadros de colores negros y oscuros. Haz esto durante varias semanas.
3. Cuando ya configuraste toda tu galería o caja de recuerdos de tu vida con la persona que perdiste, "visítala" toda vez que sientas ganas de hacerlo. Probablemente al principio sea todos los días, pero luego las visitas serán más espaciadas. Sigue haciéndolo hasta que llegues a visitar tu galería de recuerdos una vez al año para trabajar el recuerdo, para hacer el mantenimiento de esos cuadros, para reparar los pequeños olvidos que el paso del tiempo puede ocasionar.
OTROS RITUALES ÚTILES:
* Una de las principales maneras de trabajar la rabia es a través de la escritura. Cuando escribes lo que sientes consigues bajar su intensidad, descubriendo partes de la realidad que negabas. Lo que queda después de la rabia es un profundo dolor, y la única manera de superarlo es atravesándolo.
* Vive un día a la vez y piensa en el presente. Date tiempo para superar el dolor.
* Date permiso para estar mal, para sentirte dolido.
* Expresa tu pena y comparte tus sentimientos con quienes te rodean. No escondas tu dolor.
o ¿Qué recuerdos vienen a tu mente? ¿Sientes mucho enojo o resentimiento?
o ¿Cuántas veces te has permitido llorar?
o ¿Puedes contar algo más acerca de lo que perdiste?
o ¿Cuál es tu mayor preocupación? ¿Cuáles son tus mayores necesidades?
o ¿Hay algo más que necesitas decir? Exprésate.
* No te asustes de tus reacciones y pensamientos. Recuerda que la ira, la tristeza aguda, el abatimiento, la culpa y la confusión son reacciones normales ante una pérdida importante.
* Cuida tu salud. Duerme lo suficiente. Mantén una dieta balanceada. Evita el consumo excesivo de alcohol que puede hacerte sentir más deprimido.
* Evita tomar decisiones importantes durante este proceso.
* Regresa a tu rutina diaria lo más pronto posible.
* Agradece por las cosas que tienes, aun aquellas que parecen pequeñas. En medio del dolor de una pérdida, es común perder de vista todo lo que uno todavía tiene.
* Aprecia hablar con un amigo, acariciar a tus seres queridos, observar el paisaje que te rodea.
* Agradécele a Dios porque, como bien dice la Biblia: "Estamos atribulados en todo, pero no angustiados; en apuros, pero no desesperados; perseguidos, pero no desamparados; derribados, pero no destruidos" (2 Corintios 4.8-9).
* Cuando los "días buenos" no llegan, cuando tardas demasiado en encontrarle sabor a la vida, no te desesperes: ten paciencia.
* Pide ayuda. Haz uso de la oferta de tus familiares y amigos y pídeles que te ayuden haciendo algún trámite, buscando remedios, atendiendo la casa, preparando comida, etc.
* Recurre a quien siempre está contigo. En la Biblia leemos: "Busqué al Señor, y él me escuchó,
y me libró de todos mis temores" (Salmo 34.4). Dios no te va a librar "de" la pérdida, pero está dispuesto a librarte "en" tu pérdida, de temores, de la desesperación, de la culpa, de la soledad, de la falta de coherencia y significado de la vida.