La Biblia nos exhorta a que hagamos todo lo que esté a nuestro alcance para vivir en paz con todos. Es muy bueno llevarnos bien con quienes nos rodean, respetar a todas las personas y vivir en armonía. El salmista nos dice:
¡Qué bueno es, y qué agradable,
que los hermanos convivan en armonía! Salmo 133:1
Si no estás en armonía con alguna persona, te aliento a que en este mismo momento busques el perdón de Jesús y le pidas que te dé la oportunidad de reconciliarte con esa persona. Pídele también que te ayude a llevar una vida en armonía con tus semejantes y que le sea agradable a Él. Jesús nunca te va a defraudar. Él siempre te va a ayudar.
Siguiendo a la estrella
Los sabios de oriente están llegando al final de su camino. Un camino marcado por Dios desde el principio. Un camino que termina en el encuentro con el Niño Jesús, su promesa para los habitantes de todas las naciones, su promesa para ti y para mí. Leemos en la Biblia:
Cuando entraron en la casa,
vieron al niño con su madre María y,
postrándose ante él, lo adoraron.
Luego abrieron sus tesoros y le ofrecieron
oro, incienso y mirra. Mateo 2:11
¿Seguirás la estrella que guió a los magos hasta encontrar al Hijo de Dios? No pierdas la oportunidad de hacerlo. Detente ante el pesebre. No tienes que llevar nada: alcanza con un corazón arrepentido. Él quiere darte todo. Con su pobreza, él te llenará de riquezas poniendo en tu corazón la fe más preciosa que brilla como el oro. Vayamos a Belén y de rodillas adoremos.
Como escogidos de Dios
Vivimos en un mundo fracturado. Un apéndice infectado tiene que ser operado. Una relación rota necesita honestidad y franqueza si alguna vez va a mejorar. La corrupción debe ser expuesta antes de que pueda ser limpiada. Pero el objetivo final es siempre la curación, la vida, la alegría, la paz.
Jesús vino a este mundo no solo para alterarlo, sino para arreglarlo. Si nos humilla, nos volverá a levantar. Si sufrimos, sabemos que nos resucitará así como él también sufrió y resucitó de entre los muertos. A través de Jesús, Dios nos reveló su amor y misericordia para nosotros. Terminemos este año y comencemos el nuevo siguiendo la exhortación del apóstol Pablo:
Entonces ustedes, como escogidos de Dios santos y amados,
revístanse de tierna compasión, bondad, humildad,
mansedumbre y paciencia. Colosenses 3:12
Dios con nosotros
José y María pensarían que las cosas estaban fuera de control. Excepto que, por supuesto, no lo estaban. Dios había planeado que Jesús naciera en Belén, por lo que nada de esto lo sorprendió. Dios los estaba cuidando, no importaba lo aterradora que pudiera ser la situación. No estaban solos: Dios estaba con ellos, Su voluntad se estaba cumpliendo. Como dice el evangelista Lucas:
Y mientras ellos se encontraban allí,
se cumplió el tiempo de que ella diera a luz. Lucas 2:6
Dios también está con nosotros cuando tenemos miedo y estamos confundidos. Él sabe lo que está haciendo. Él cuida de nosotros y nunca nos dejará ni nos abandonará. ¿Cómo podría abandonarnos, cuando él es Aquel que vino a salvarnos a través de un nacimiento tan impensado y aterrador como ese? Pídele a ese Niño de Belén que te acompañe en todo momento.
Sueños realizados
¿Ha puesto Dios en tu corazón un sueño que te parece imposible de alcanzar, un anhelo que crees que nunca vas a lograr, un proyecto que no vas a poder realizar? No los veas como un imposible ni escuches las voces que buscan desanimarte para que te rindas. Al contrario, preséntate ante Dios, el Señor de lo imposible, con ese sueño, anhelo o proyecto. En el Evangelio de Lucas leemos:
Y Jesús les respondió:
«Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios.» Lucas 18:27
Dios puede ordenarle al mar que se calme, multiplicar panes y peces, hacer caminar a un paralítico, darle la vista a un ciego y volver a la vida a un muerto. Así también, puede ordenar que se cumpla ese sueño, anhelo o proyecto que Él ha puesto en tu corazón. Acude a Él.
Fuerzas para el cansado
La pandemia y las restricciones que han venido con ella nos han cambiado la vida. Las cosas se han puesto más difíciles, es verdad, y también es verdad que con frecuencia nos sentimos cansados, sin fuerzas y sin esperanzas. Pero hoy es un buen día para ver y reconocer que el Señor está con nosotros y nos fortalece. En profeta Isaías nos dice:
El Señor da fuerzas al cansado,
y aumenta el vigor del que desfallece. Isaías 40:29
Sabiendo que el Señor está a tu lado, te invito a que luches. Lucha aunque te parezca que vas a desmayar; lucha aunque sientas que se te acaban las fuerzas. Lucha confiando en el Señor, porque los que confían en Él encuentran nuevas fuerzas, vuelan alto como con alas de águila, corren y no se cansan, caminan y no desmayan.