De la misma manera que la salud física depende, en buena parte, de la dieta alimenticia, así también nuestra salud mental y espiritual dependen, en mayor proporción todavía que la corporal, de lo que nutre a nuestra mente. La variedad de medios de comunicación que tenemos hoy en día, el internet, las redes sociales, etc., pueden servir para bendecirnos o para dañarnos, ya que nos alimentan con cosas que nos benefician, pero también que nos perjudican. Recordemos lo que la Palabra de Dios nos dice en Filipenses 4:
"Piensen en todo lo que es verdadero, en todo lo honesto, en todo lo justo, en todo lo puro, en todo lo amable, en todo lo que es digno de alabanza; si hay en ello alguna virtud, si hay algo que admirar, piensen en ello" (Filipenses 4:8).
¿Qué cosas están nutriendo tu corazón y tu mente? Te invito a que, a partir de hoy, te propongas alimentarte solo con aquello que honra a Dios.
Paz
Muchas personas viven en ambientes donde las ansias de poder, la corrupción, el amor al dinero, la pérdida de los valores morales, en fin, el deseo de aprovecharse de todo sin importarles el daño que puedan ocasionar a terceros, les quita la paz. No podemos esperar un mundo en paz, cuando hay tantos viviendo vidas egoístas, tristes, amargadas, con pasiones bajas y deseos de venganza. Necesitamos una paz que este mundo no puede dar. Esa paz la encontramos solo en Jesús, el Príncipe de Paz. En el Evangelio según San Juan 14, Jesús dice:
"La paz les dejo, mi paz les doy; yo no la doy como el mundo la da. No dejen que su corazón se turbe y tenga miedo" (Juan 14:27).
Te invito a que le pidas al Señor que te llene de su paz, para luego poder compartirla con quienes te rodean.
Vida plena
La vida es un precioso regalo que el Señor nos ha dado. Él espera que no la malgastemos con rencores sin sentido, peleas infructuosas o desatinos que afectan nuestra salud. Más bien, Dios quiere la disfrutemos y celebremos valorando cada momento que nos permite vivir, y aprovechando cada día para servirle a Él, sirviendo a quienes nos rodean. Jesucristo vino para perdonarnos y abrirnos las puertas a la vida eterna, dándonos así la posibilidad de que vivamos una vida plena de este lado del cielo. Como leemos en el Evangelio según San Juan 10:
"Yo he venido para que todos ustedes tengan vida, y para que la vivan plenamente" (Juan 10:10b TLA).
No esperes más. Pídele a Dios que te ayude a comenzar hoy mismo a vivir cada día en la plenitud que Él ha prometido.
Carácter
Se dice que una persona es sabia cuando conoce los puntos débiles de su carácter y no los justifica, sino que es lo suficientemente humilde para pedir ayuda y tratar de superarlos; cuando conoce y acepta sus limitaciones y no vive frustrado por ellas; cuando conoce los puntos fuertes de su carácter, los controla y los utiliza para bien. Sabemos que no es fácil lograr esto, pero es posible cuando contamos con la ayuda de Dios. El Salmo 37 dice:
"Confía en el Señor, y practica el bien; así heredarás la tierra y la verdad te guiará. Disfruta de la presencia del Señor, y él te dará lo que de corazón le pidas" (Salmo 37:3-4).
Te exhorto a que le entregues tu carácter al Señor y le pidas que te ayude a cambiarlo para Su gloria y el beneficio de quienes te rodean.
¿Tentado?
A todos nos sucede que se nos presentan tentaciones a las que no quisiéramos sucumbir. A veces esto ocurre porque estamos intentando tomar el camino equivocado para llegar hacia dónde queremos ir, sin tomarnos el tiempo para pedir la dirección del Señor. Cuando hacemos esto, al final del camino lo que sentiremos es tristeza. Pero no tiene por qué ser así. No estamos solos para luchar y vencer las tentaciones. Jesús camina con nosotros y está siempre dispuesto a ayudarnos. Y, como leemos en Hebreos 2:
"Puesto que él mismo sufrió la tentación, es poderoso para ayudar a los que son tentados" (Hebreos 2:18).
Cuando estés luchando con una tentación, pídele a Dios que te ayude y guíe a caminar por el camino que él tiene preparado para ti.
¿Preocupado?
Cuando nos falta el dinero, la salud o el tiempo, solemos preocuparnos. Tú podrías decirme: "bueno, es de humanos preocuparse". Y sí, es cierto, pero cuando la preocupación nos está quitando la atención de cosas importantes o de responsabilidades adquiridas, quiere decir que quizás no estamos abordando la razón de la preocupación adecuadamente. Porque estar preocupados a ese extremo nos quita la capacidad de resolver los problemas y nos afecta la salud. En el Evangelio según San Mateo 6, Jesús nos anima a dejar de preocuparnos con las siguientes palabras:
"¿Acaso con todas sus preocupaciones pueden añadir un solo momento a su vida?" (Mateo 6:27 NTV).
Entrégale al Señor tus preocupaciones y descansa en Él. Deja que sea Jesús quien tome el control y se haga cargo de lo que te preocupa.