Muchas veces actuamos como si mereciéramos todo de todos, exigiendo lo que queremos porque sentimos que tenemos derecho de reclamar. Queremos respuestas inmediatas a nuestras exigencias; esperamos regalos, ascensos en el trabajo y visitas cuando estamos enfermos. Sentimos que merecemos todo esto y más.
En Lucas 15 la Biblia nos habla de un hijo que se fue de su casa y despilfarró toda su herencia. Luego de perder todo regresó arrepentido a la casa de su padre, sin esperar nada. Sin embargo al verlo, su padre dijo:
... hagamos fiesta, porque este hijo mío estaba muerto, y ha revivido; se había perdido, y lo hemos hallado.
Si estás viviendo como si la vida te debiera, te invito a que le pidas a Dios en oración que te bendiga con humildad.
Mártir para Dios
A cuántos de nosotros nos gusta hacernos los mártires, mostrándoles a los demás cuánto nos sacrificamos por ellos y esperando que reconozcan nuestros esfuerzos, dedicación y sacrificio y nos alaben por ello. Pero, ¿será que Dios quiere que vivamos de esa manera? La respuesta la encontramos en Colosenses 3:23, donde el apóstol Pablo nos dice:
Y todo lo que hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no como para la gente.
Dios nos ha dado aptitudes, talentos y habilidades para que los usemos para su gloria y para el bien de nuestro prójimo. Si nos sacrificamos, que sea para agradar a Dios y no para conseguir algo a cambio. Entonces, vivamos con alegría "como sirviendo a Dios y no a las personas".
La libertad
Nuestra Declaración de Independencia reza: "todos los hombres son creados iguales; ... son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; ... entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad". Pero, ¿qué pasa cuando, a pesar de ser libres, estamos atados a una adicción?
Jesús comprende. Es por ello que, en Mateo 11:28, nos dice:
"Vengan a mí todos ustedes, los agotados de tanto trabajar, que yo los haré descansar."
Cuando estamos cansados de luchar con cualquier batalla en nuestra vida y necesitamos ser libres de lo que nos está atando, Dios viene con su amor y gracia incondicional para quitar nuestra culpa y vergüenza. Si estás luchando, pídele a Dios que te ayude y descansa en Él. Él nunca te va a defraudar.
Busca la paz
Cada día enfrentamos situaciones que prueban nuestro carácter y paciencia. Ante ellas, podemos reaccionar y responder con calma y sabiduría, o podemos hacerlo dejándonos llevar por el enojo o la indignación que sentimos. Escuchemos lo que al respecto encontramos en la carta de Santiago 3:17-18, donde dice:
Los que tienen la sabiduría que viene de Dios, no hacen lo malo...
buscan la paz, son obedientes... y siempre hacen lo bueno...
A los que buscan la paz entre las personas, Dios los premiará dándoles paz y justicia.
Hoy te invito a que busques esa sabiduría que viene de Dios. Estudia su Palabra y pídesela en oración. Él está dispuesto a dártela y a ayudarte a vivir en paz y en justicia.
Ser padre
Ser padre no es fácil, y mucho menos con las expectativas tan rígidas de la sociedad del día de hoy. Sin embargo, hay cientos de miles de hombres valientes que han decidido aceptar el reto y convertirse en papá. En Josué 1:9, Dios dice:
Escucha lo que te mando: Esfuérzate y sé valiente. No temas ni desmayes,
que yo soy el Señor tu Dios, y estaré contigo por dondequiera que vayas.
Los hombres en nuestra vida, especialmente nuestros padres, son una muestra clara de la perseverancia y fuerza para sobreponer obstáculos. Tomémonos el tiempo para honrarlos y recordarlos por su esfuerzo y fortaleza ante los retos de la vida y sigamos su ejemplo luchando también nosotros con esfuerzo y fortaleza.
Responsabilidad social
Nelson Mochilero dijo en una ocasión que "lo importante en la vida es que sepas dónde estás y a dónde quieres llegar. Todo lo demás es seguir el camino entre ambos puntos". Quienes hemos emigrado a los Estados Unidos tenemos la responsabilidad social de ayudar a aquellos que vienen detrás de nosotros. En el libro de Levítico 19:33-34, la Palabra de Dios nos dice:
No opriman a los extranjeros que habiten entre ustedes. Trátenlos como si fueran sus compatriotas,
y ámenlos como a ustedes mismos, porque también ustedes fueron extranjeros en Egipto.
Yo soy el Señor su Dios.
Hoy te exhorto a que, con la ayuda de Dios, seas un agente de apoyo y ayuda para quienes vienen llegando a este país.