Así como un error del piloto puede hacer que un avión se desvíe de su destino previsto o que tenga que realizar un aterrizaje de emergencia peligroso, una mala decisión puede desviarte o retrasarte para que no llegues a la meta que te has propuesto. Cuando tus pensamientos no están claros, no es el mejor momento para hacer un cambio o tomar una decisión drástica. ¿Qué hacer, entonces? En Filipenses 4:6-7, Pablo nos dice:
No te preocupes por nada; en cambio, reza por todo.
Dile a Dios lo que necesitas y ...
Su paz guardará tu corazón y tu mente.
Confía tus ansiedades y dudas en Dios. Permite que Él obre en tu mente y corazón y que calme tu espíritu con su paz. Él puede y quiere hacerlo... porque te ama.
Ante la adversidad
Los tiempos difíciles no duran para siempre. Con la misma certeza que Dios creó la primavera para seguir al invierno, la temporada de adversidad en la que te encuentras terminará. Y cuando lo haga, Dios te habrá dado la sabiduría necesaria para construir un futuro mejor. A veces, sus mayores bendiciones provienen de las circunstancias más negativas. En 2 Corintios 4:17 Pablo escribe:
Nuestros problemas actuales son pequeños y no durarán mucho.
Sin embargo, nos producen una gloria que los supera con creces
y durará para siempre.
Los tiempos difíciles no duran, ¡pero las personas sí! De tus mayores pruebas surgen tus mayores testimonios. Ten paciencia y confía en que Dios hará lo que tú no puedes hacer. Te invito a que le pidas hoy a Dios que te ayude a recordar que él siempre está contigo.
Una actitud positiva
Todos necesitamos un ajuste de actitud de vez en cuando. Hay veces en que los problemas se acumulan, y es fácil caer en el desconcierto y el negativismo. Pero más allá de lo que suceda en tu vida, puedes proponerte encararlo con una mentalidad positiva, buscando la fuerza para enfrentarlo con la actitud correcta. En Filipenses 4:8, Pablo escribe:
... piensen en todo lo que es verdadero, en todo lo honesto, en todo lo justo, en todo lo puro,
en todo lo amable, en todo lo que es digno de alabanza; si hay en ello alguna virtud,
si hay algo que admirar, piensen en ello.
En el momento en que el enemigo envíe pensamientos negativos a tu mente, detenlos allí mismo. Esfuérzate por mantener una actitud positiva en cada circunstancia, confiando en que "el Dios de paz estará contigo".
El favor de Dios
Querer agradar a los demás hace que descuidemos nuestras necesidades y nos hace tomar decisiones basadas en su aprobación. Estas dos actitudes nos llevan a desilusionarnos con nosotros mismos cuando las cosas no funcionan. El apóstol Pablo nos dice en Gálatas 1:10:
Queda claro que no es mi intención ganarme el favor de la gente, sino el de Dios.
Si mi objetivo fuera agradar a la gente, no sería un siervo de Cristo.
Cuando cedes a las demandas de los demás, permites que ellos, y no Dios, controlen tu vida. Dios no quiere que sirvas a las personas por miedo, sino por amor a ellas y a Él. Pídele hoy a Dios que te ayude a buscar complacerle solo a Él.
Consejeros
Para tener éxito en la vida necesitamos rodearnos de personas sabias y competentes. Pero a veces no lo hacemos por miedo, o porque los demás son más inteligentes o experimentados que nosotros, o porque confrontan nuestros puntos de vista. Es por ello que en Proverbios 11:14, Dios nos dice:
Sin liderazgo sabio, la nación se hunde; la seguridad está en tener muchos consejeros.
Hoy te invito a que escuches y evalúes lo que te dicen esos consejeros, y a que le agradezcas a tu Padre celestial por las personas maravillosas que Él pone en tu camino para que puedas aprender y crecer más en Él.
Heridas sanadas
¿Tienes heridas en tu vida que te aturden, que te perturban, que te sangran y te hacen apartarte de los demás? Si es así, tengo una buena noticia para darte: Jesús venció en la cruz para darnos su paz y sanar nuestras heridas, perdonando nuestros pecados y dándonos fuerzas para perdonar a quienes nos las causaron. Isaías 53:5 nos dice:
[Jesús] será herido por nuestros pecados; ¡molido por nuestras rebeliones!
Sobre él vendrá el castigo de nuestra paz, y por su llaga seremos sanados.
Hoy te invito a que le pidas a Dios que, a través de Jesús, sane tus heridas y cicatrices y te llene de su perdón y amor para que puedas vivir a pleno la vida que Él te ha dado.