La muerte es el último enemigo de la vida. Como no fue parte del diseño original de Dios para su creación, es un intruso no querido y una consecuencia del pecado que no es bien recibida. Dado que la mayoría de las personas sentimos aprehensión ante lo desconocido, es de esperar que sintamos temor a la muerte. Aun así, Dios nos invita a no temer, sino a confiar siempre en Él, como dice el Salmo 23:
Aunque pase por el valle de sombra de muerte no temeré mal alguno, porque Tú estás conmigo;
Tu vara y Tu cayado me infunden aliento.
Es mi oración que estas palabras del rey David sean una realidad en tu vida.
Sé agradecido
¿Eres agradecido? ¿Reconoces y das gracias a Dios cada día por todas las cosas que tienes y recibes gracias a su bondad y amor? Dios sabe de nuestra tendencia a quejarnos y a estar insatisfechos, y también sabe lo peligroso que es rezongar constantemente. Por eso él quiere que le demos gracias siempre, en toda circunstancia, como nos dice el apóstol Pablo en 1 Tesalonicenses 5:16 a 18:
Estén siempre gozosos. Oren sin cesar. Den gracias a Dios en todo,
porque ésta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús.
Permitamos que la gracia de Dios inunde nuestro corazón, para que la gratitud renueve nuestra perspectiva y podamos ver la mano de Dios en cada momento de nuestra vida.
Sé de bendición
Toda crisis es una oportunidad que la vida nos presenta para crecer y progresar. Esta pandemia que estamos viviendo no es una excepción. Pero de cada uno de nosotros depende aprovecharla para bien. En 1 Pedro 3:8 y 9, Dios nos dice:
... únanse todos en un mismo sentir; sean compasivos, misericordiosos y amigables;
ámense fraternalmente y no devuelvan mal por mal, ni maldición por maldición.
Al contrario, bendigan, pues ustedes fueron llamados para recibir bendición.
Es mi oración que, aun en medio de las circunstancias dolorosas o desalentadoras de tu vida, encuentres en Dios fuerza para ser compasivo, misericordioso y amigable y para llevar bendición a quienes te rodean.
Dios está a nuestro favor
A través de su Espíritu, Dios nos da todo lo que necesitamos para poder manejar nuestras emociones y sentimientos para nuestro bien y el bien de la sociedad que nos rodea. Hoy, quizás más que nunca, necesitamos Su ayuda para navegar y salir victoriosos de esta pandemia. Escucha lo que nos dice el apóstol Pablo en Romanos 8:31 y 37:
¿Qué más podemos decir? Que si Dios está a nuestro favor, nadie podrá estar en contra de nosotros...
en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Confía en el Señor. Él está siempre de tu lado y nunca te va a defraudar ni abandonar. Permítele que sea el Dios y Señor de tu vida.
¿A quién criticas?
¿No puedes evitar criticar la conducta, decisiones o carácter de los demás? El orgullo o la arrogancia por tus conocimientos, tu experiencia o los éxitos que has logrado, te puede hacer creer que solamente tú sabes cómo hacer las cosas, que no hay otra manera posible o mejor, sino solo la tuya. Sin embargo, en Mateo 7:1 la Palabra de Dios nos dice:
No juzguen, para no ser juzgados. Porque con el juicio que juzgan, serán juzgados, y con la medida que miden serán medidos.
Hoy te animo a que, en vez de criticar, trates de descubrir las virtudes y cualidades de aquellos a quienes criticas. Quizás tengan cualidades que tú no posees. Recuerda que bienaventurados son los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Excelencia
La excelencia es hacer lo que sea necesario para alcanzar un objetivo establecido de la mejor manera posible. La otra cara de la moneda, que muchas veces usamos, es la mediocridad. A veces hacemos cosas en forma mediocre solo para salir del paso, no dando lo mejor de nosotros mismos como corresponde. Pero Dios no se conforma con mediocridad. Él espera de nosotros excelencia. Así nos lo dice su Palabra en Colosenses 3:23-24, donde leemos:
Y todo lo que hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no como para la gente, porque ya saben que el Señor les dará la herencia como recompensa, pues ustedes sirven a Cristo el Señor.
Te animo a que, a partir de hoy, tu vida sea una de excelencia por la gracia de Dios.