Si queremos tener la paz de Dios en nuestro corazón, debemos recordarnos constantemente que todas las cosas están bajo su control. Así como Dios nos ha guiado y ayudado en el pasado, también lo hará en el presente y el futuro a través de la guía y el consuelo de su Espíritu Santo.
El apóstol Pablo nos alienta con las siguientes palabras en Colosenses 3:15:
a la cual fueron llamados en un solo cuerpo.
La invitación de hoy para ti es a que dejes de depender de tus propios esfuerzos y a que confíes tu vida a Aquél que dio su vida por ti.
¿Paz en medio de la violencia?
¿Es posible tener paz ante tanta violencia, ante tanto odio, desastres naturales y enfermedades? ¿Es posible vivir en paz cuando la honestidad, cuando la lealtad y el amor duradero ya casi no existen?
La Palabra de Dios en el Salmo 34:14:
La paz es posible porque Dios así lo ha prometido. Las soluciones de paz que ofrece el mundo cambian según las circunstancias. Pero la paz que Dios da es eterna. Al hacernos hijos suyos a través del sacrificio de su hijo Jesucristo, Dios nos quita toda culpa y nos da paz verdadera. Vive, vive pues, en la paz que solamente Dios puede dar.
Corazones violentos
La violencia vive en el corazón herido y confundido, y solamente necesita una pequeña provocación para estallar, vertiendo su frustración sobre quienes tiene cerca. Lamentablemente, cuanto más violentos son los padres, más violentos son también los hijos.
En medio de nuestro dolor, nuestra confusión y violencia, Jesucristo nos dice en Juan 14:27:
No dejen que su corazón se turbe y tenga miedo.
Hagamos una sincera declaración de arrepentimiento por el mal que existe en nosotros, y pidámosle a Dios que renueve nuestro corazón y que lo llene de la paz que sobrepasa todo entendimiento.
Fijemos la mirada en la meta
La vida está llena de idas y venidas. No siempre logramos lo que queremos tan pronto como nos lo proponemos. A veces debemos hacer un alto en el camino, dar marcha atrás, o incluso cambiar de rumbo para poder llegar a la meta propuesta. Dios, quien en su infinita sabiduría ya lo sabía, nos alienta diciéndonos:
el autor y consumador de la fe, quien por el gozo que le esperaba sufrió la cruz y menospreció el oprobio,
y se sentó a la derecha del trono de Dios" (Hebreos 12:1-2).
Hoy te invito a que fijes tu mirada en Jesús, el único que puede guiar tus pasos por el camino correcto.
¿Soy dueño de mi cuerpo?
Algunas de las cosas que más frecuentemente tratamos de cambiar, pero en las que más fracasamos, tienen que ver con los hábitos que afectan nuestra salud: fumar, beber, comer o beber en exceso, llevar una vida sedentaria. Total, nos decimos, mi cuerpo es mi cuerpo y puedo hacer con él lo que yo quiera. Sin embargo, Dios no piensa lo mismo. Escuchemos lo que nos dice la Biblia:
que recibieron de parte de Dios, y que ustedes no son dueños de sí mismos? ...
Por lo tanto, den gloria a Dios en su cuerpo y en su espíritu, los cuales son de Dios"
(1 Corintios 6:19-20).
¿De qué manera puedes comenzar hoy a darle gloria a Dios con tu cuerpo y espíritu?
¿Por qué es tan difícil cambiar?
Si eres como la mayoría de las personas, probablemente te resulte difícil hacer cambios. ¿Por qué? Porque para cambiar hay que hacer un esfuerzo y hay que estar dispuesto a renunciar a cosas que de alguna manera u otra nos causan satisfacción.
Hoy queremos alentarte a que le pidas ayuda al único que te conoce mejor que tú mismo, Aquél quien te creó y dio su vida para darte una vida nueva y hacer posibles los cambios. Escucha lo que nos dice Dios en su Palabra, a través del apóstol Pablo:
ha llegado ya lo nuevo!" 2 Corintios 5:17.
Y en Isaías 43:18 nos dice: "Ya no se acuerden de las cosas pasadas; no hagan memoria de las cosas antiguas". Dios te da una vida nueva en la cual los cambios, con su ayuda, son posibles.