Muchas veces viene a nuestra mente la pregunta: ¿quién soy? A veces es fácil tratar de encontrar nuestra identidad en cosas materiales o en la pertenencia a ciertos grupos sociales. Pero, ¿qué es lo que realmente nos da nuestra identidad? 2 Timoteo 1:7 nos dice:
Porque no nos ha dado Dios un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. 2 Timoteo 1:7
En Dios somos valientes, capaces, llenos de amor y de dominio propio. Nuestros atributos son los que definen quienes somos, independientemente de nuestro entorno. Entonces, pidámosle a Dios que nos ayude a buscar, cultivar y cuidar esos rasgos que nos definen.
Libres de verdad
De acuerdo con la declaración universal de los derechos humanos de las Naciones Unidas, los derechos inalienables de todos los seres humanos son: la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. Por su parte, la Palabra de Dios nos dice:
Así que, si el Hijo los liberta, serán verdaderamente libres. Juan 8:36
En la libertad que Cristo nos ganó, le pedimos al Señor y Salvador de nuestra vida que nos dé fuerzas para seguirlo, aun cuando otros lo abandonen. Hoy te invitamos a buscar a Dios no solo cuando las multitudes lo hacen y las cosas van bien, sino también en los momentos oscuros y difíciles de tu vida.
No estamos solos
Dios creó un mundo perfecto para nosotros. Sin embargo, el pecado lo resquebrajó y trajo consecuencias horribles. Aun así, Dios nos da esperanza con las siguientes palabras: "Pues no tengo dudas de que las aflicciones del tiempo presente en nada se comparan con la gloria venidera que habrá de revelarse en nosotros" (Romanos 8:18).
Dios está contigo y conmigo en todo momento, siempre dispuesto a ayudarnos. A través del profeta Isaías nos asegura:
No tengas miedo, que yo estoy contigo; no te desanimes, que yo soy tu Dios. Yo soy quien te da fuerzas, y siempre te ayudaré; siempre te sostendré con mi justiciera mano derecha. Isaías 41:10
Tenemos esperanza
Dios creó un mundo bueno y maravilloso que el pecado ha desfigurado y despojado. El número de veces que las promesas de matrimonio se rompen es una de las más trágicas pruebas de la destructividad del pecado.
Sin embargo, la palabra final de Dios para nosotros en su hijo Jesucristo es una de esperanza. Jesús vino a restaurar los corazones rotos y a hacer justicia. En él tenemos esperanza. Su Palabra nos dice:
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que también nosotros podamos consolar a los que están sufriendo, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. 2 Corintios 1:3-4
Límites saludables
Cuando establecemos límites en nuestro matrimonio, es como si estuviéramos creando un mapa con las fronteras que demarcan nuestro territorio personal. Al hacerlo evitamos confusión, enredo y problemas. Quizás sea hora de establecer límites definidos y claros para poder disfrutar de ese estado maravilloso que es el matrimonio establecido por Dios en su Palabra, donde dice:
Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser. Génesis 2:24
¿Qué tal si evalúas tu relación de pareja? ¿Están rebasando los límites que se han trazado? ¿O tal vez no respetando el territorio del otro? Pídele a Dios que te ayude a ver la realidad y a buscar un camino mejor.
Paz perfecta
Muchas veces, nuestra vida está llena de incertidumbre y temor ante lo desconocido o lo inesperado. Pero más allá de cuál sea la fuente de tu inseguridad, siempre puedes descansar y confiar en Dios. Él es el único que puede darte la fortaleza que necesitas para sentirte seguro. Te recuerdo lo que dice la Biblia:
¡Tú guardarás en perfecta paz a todos los que confían en ti; a todos los que concentran en ti sus pensamientos! Confíen siempre en el Señor, porque el Señor Dios es la Roca eterna. Isaías 26:3-4
Cuando confías tu vida al Señor, los fantasmas del pasado y las incertidumbres del futuro desaparecen. Hoy te invito, entonces, a que pongas tu vida en sus manos.