Al principio de los tiempos, cuando creó los cielos y la tierra y todo lo que hay en ellos, Dios vio que algo no estaba bien e hizo algo para remediarlo. Mira lo que nos dice la Biblia en el libro del Génesis 2:18-22:
hizo caer un sueño profundo sobre Adán y, mientras dormía, tomó una de sus costillas...
hizo una mujer, y la trajo al hombre.
El plan eterno de Dios estaba en marcha. La primera pareja del mundo había sido creada... a imagen y semejanza de su Creador. Imagen que todavía hoy tú y yo llevamos y transmitimos. De ti depende la imagen que tus descendientes, y quienes te rodean, van a tener de tu Dios.
La paz de Cristo
Si queremos tener la paz de Dios en nuestro corazón, debemos recordarnos constantemente que todas las cosas están bajo su control. Así como Dios nos ha guiado y ayudado en el pasado, también lo hará en el presente y el futuro a través de la guía y el consuelo de su Espíritu Santo.
El apóstol Pablo nos alienta con las siguientes palabras en Colosenses 3:15:
a la cual fueron llamados en un solo cuerpo.
La invitación de hoy para ti es a que dejes de depender de tus propios esfuerzos y a que confíes tu vida a Aquél que dio su vida por ti.
¿Paz en medio de la violencia?
¿Es posible tener paz ante tanta violencia, ante tanto odio, desastres naturales y enfermedades? ¿Es posible vivir en paz cuando la honestidad, cuando la lealtad y el amor duradero ya casi no existen?
La Palabra de Dios en el Salmo 34:14:
La paz es posible porque Dios así lo ha prometido. Las soluciones de paz que ofrece el mundo cambian según las circunstancias. Pero la paz que Dios da es eterna. Al hacernos hijos suyos a través del sacrificio de su hijo Jesucristo, Dios nos quita toda culpa y nos da paz verdadera. Vive, vive pues, en la paz que solamente Dios puede dar.
Corazones violentos
La violencia vive en el corazón herido y confundido, y solamente necesita una pequeña provocación para estallar, vertiendo su frustración sobre quienes tiene cerca. Lamentablemente, cuanto más violentos son los padres, más violentos son también los hijos.
En medio de nuestro dolor, nuestra confusión y violencia, Jesucristo nos dice en Juan 14:27:
No dejen que su corazón se turbe y tenga miedo.
Hagamos una sincera declaración de arrepentimiento por el mal que existe en nosotros, y pidámosle a Dios que renueve nuestro corazón y que lo llene de la paz que sobrepasa todo entendimiento.
Fijemos la mirada en la meta
La vida está llena de idas y venidas. No siempre logramos lo que queremos tan pronto como nos lo proponemos. A veces debemos hacer un alto en el camino, dar marcha atrás, o incluso cambiar de rumbo para poder llegar a la meta propuesta. Dios, quien en su infinita sabiduría ya lo sabía, nos alienta diciéndonos:
el autor y consumador de la fe, quien por el gozo que le esperaba sufrió la cruz y menospreció el oprobio,
y se sentó a la derecha del trono de Dios" (Hebreos 12:1-2).
Hoy te invito a que fijes tu mirada en Jesús, el único que puede guiar tus pasos por el camino correcto.
¿Soy dueño de mi cuerpo?
Algunas de las cosas que más frecuentemente tratamos de cambiar, pero en las que más fracasamos, tienen que ver con los hábitos que afectan nuestra salud: fumar, beber, comer o beber en exceso, llevar una vida sedentaria. Total, nos decimos, mi cuerpo es mi cuerpo y puedo hacer con él lo que yo quiera. Sin embargo, Dios no piensa lo mismo. Escuchemos lo que nos dice la Biblia:
que recibieron de parte de Dios, y que ustedes no son dueños de sí mismos? ...
Por lo tanto, den gloria a Dios en su cuerpo y en su espíritu, los cuales son de Dios"
(1 Corintios 6:19-20).
¿De qué manera puedes comenzar hoy a darle gloria a Dios con tu cuerpo y espíritu?