• septiembre 3, 2020
  • Cómo vivir mejor esta pandemia

  • Regresa

  • Detalle de lo tratado

    • Introducción
    • Características de esta pandemia
    • Sugerencias para vivirla y superarla mejor
    • Las diversas reacciones

    Introducción
    El Coronavirus, como cualquier crisis mundial, tiene la capacidad de provocar una histeria general que puede causar un desequilibrio emocional y llevarnos a sufrir trastornos de comportamiento y sentimientos que no deseamos. Asimilar y procesar un fenómeno de tal magnitud no es fácil y puede ser abrumador. Sin embargo, todos tenemos la capacidad de trabajar nuestras emociones y sentimientos para nuestro bien y el bien de la sociedad que nos rodea.

    En los próximos episodios de esta temporada de Sentido Latino estaremos conversando sobre las diversas consecuencias que produce una pandemia, y también daremos algunas recomendaciones sobre cómo utilizar nuestras emociones para protegernos y cuidarnos durante y después de la pandemia, para poder así construir un futuro mejor.

    De acuerdo con el libro del psiquiatra, psicoanalista, psicólogo y neurólogo Jorge L. Tizón titulado «La salud emocional en tiempos de pandemia«, el impacto mundial de esta pandemia es tan nuevo y tan inesperado que no sabemos cuál será su alcance. Lo único que sabemos es que no será como habíamos previsto o como hubiéramos deseado, sino que tendrá un impacto transformador en nuestro futuro.

    Características de esta pandemia
    El 30 de enero de 2020, la Organización Mundial de la Salud declaró el brote del Coronavirus como emergencia de salud pública internacional y el 11 de marzo de 2020 lo declaró pandemia.

    Veamos la diferencia entre epidemia y pandemia:

    • Epidemia es cuando el brote de una enfermedad se propaga rápidamente en un área geográfica concreta, aumentando el número de casos mortales.
    • Pandemia es la propagación mundial de una nueva enfermedad. Para que se declare el estado de pandemia, se tienen que cumplir dos criterios:
      • Que el brote epidémico afecte a más de un continente, y
      • Que los casos de cada país ya no sean importados sino provocados por transmisión comunitaria.

    Todo sufrimiento tiene el potencial de provocar alarmas de emergencia en los ámbitos económicos, psicológicos y sociales, por lo que podemos decir, sin temor a equivocarnos, que todo el mundo se ha alterado con esta pandemia que estamos viviendo.

    Si bien esta no es la primera vez que se produce una pandemia que provoca la muerte de cientos de miles de personas, la diferencia más notable entre esta y otras epidemias consiste en el peso que los componentes psicológicos y sociales están teniendo en la población mundial.

    Por ejemplo:

    • Los países desarrollados, o del primer mundo, se han visto afectados por ella en gran manera, algo que en epidemias anteriores no sucedía.
    • A pesar de los grandes avances de la ciencia, todavía se siguen barajando diversas hipótesis sobre su origen, desarrollo y evolución.
    • Los sistemas de salud, tanto públicos como privados, se han visto superados y en muchos casos han colapsado ante la magnitud de las exigencias de esta pandemia.
    • Sus características de contagio han demandado medidas de aislamiento social desconocidas hasta ahora.
    • El aislamiento social ha afectado nuestras emociones, a la vez que ha puesto en crisis la producción y economía mundial.

    Las diversas reacciones
    En todos estos meses que llevamos viviendo esta pandemia hemos visto ejemplos de personas que se resisten a hacer la cuarentena y a cumplir con las recomendaciones dadas por las entidades de la salud y del gobierno. Algunos lo hacen por falta de solidaridad, pero otros responden según su situación emocional se lo permite. En general podemos agrupar a estas personas en tres grupos.

    Primer grupo
    El primer grupo está formado por las personas que estén dominadas por el miedo y, como bien sabemos, cuando el miedo domina, nos paraliza. Si te encuentras en este grupo, debes intentar practicar y apoyarte en actitudes más sanas, como por ejemplo:

    • Conocimiento
      • ¿Tienes la información correcta con respecto a lo que está sucediendo? Muchas veces el miedo está basado solo en conjeturas y mala información.
      • ¿Sabes cuáles pueden ser las consecuencias reales? Infórmate a través de canales serios de información.
    • Solidaridad
      • ¿Puedes colaborar en algo para el bien de tu comunidad? Seguramente hay personas a tu alrededor que están en peores condiciones que tú. No hay mayor placer que la colaboración responsable y solidaria.

    Segundo grupo
    El segundo grupo son aquellos que padecen trastornos mentales que les hacen muy difícil seguir las normas como, por ejemplo, quedarse en casa un mes seguido. En estos casos tal vez haya que ayudarlos a consultar con un profesional de la salud mental que le ayude a navegar esta situación, ya sea con ayuda psicológica y/o con fármacos.

    Tercer grupo
    El tercer grupo está formado por quienes rehúsan comportarse solidariamente y donde quizás no quede más remedio que aplicar las «medidas de orden público». Lamentablemente, hay personas que actúan así, ya sea por desprecio, autosuficiencia o desconfianza extrema, lo que causa una resistencia anti solidaria.

    Esto lo vemos en especial en algunos jóvenes, que desprecian cuidarse a sí mismos para cuidar a los demás creyendo que, si se contagian, su afección probablemente será leve. Tal vez en ese caso lo mejor que se puede hacer es ayudarlos a sentir que con esa actitud tal vez estén matando a sus abuelos, a la vez que habrá que aplicar lo pautado por los sistemas de orden público.

    Sugerencias para vivirla y superarla mejor
    Vistas en conjunto, todas estas consecuencias de la pandemia que estamos viviendo pueden parecernos abrumadoras e insuperables. Sin embargo, hay ciertos comportamientos y actitudes que podemos asumir en el día a día, que pueden ayudarnos a vivirla y superarla mejor. Algunos de ellos son:

    • Establecer y seguir un horario diario y semanal que incluya momentos de:
      • comunicación con la familia;
      • comunicación con otros seres queridos a través de las redes sociales;
      • entretenimiento: ver películas, juegos de mesa, etc.
      • actividades al aire libre, si la situación lo permite;
    • Mantener un buen aseo y presentación, aun cuando no se salga de la casa.
    • Cuidar el cuerpo con ejercicio regular, descanso suficiente y alimentación adecuada.
    • Cultivar la relación con la familia y allegados. Ese contacto no solo reanima, sino que también renueva la solidaridad, da posibilidades de catarsis y revitaliza la intimidad frente al aislamiento.
    • Cultivar las relaciones sociales: amigos, conocidos, vecinos, etc., a través del uso de la tecnología disponible.
    • Valorar los esfuerzos de nuestros líderes y gobernantes, a la vez que seguir sus indicaciones.
    • Estimular la solidaridad.
    • Recordar que tanto el intelecto como las emociones, al igual que los recursos sociales y culturales, pueden permitirnos lidiar con nuestras flaquezas y ayudarnos a superarlas.

    Si bien el Coronavirus tiene la capacidad de causar un desequilibrio emocional, todos tenemos la capacidad de trabajar nuestras emociones y sentimientos para nuestro bien y el bien de la sociedad que nos rodea.


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