• septiembre 30, 2021
  • 7 Pasos para no enloquecer en la crianza de los hijos – Parte 2

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  • Introducción
    Hay una frase conocida que dice: «La locura es adquirida: la adquirimos de nuestros hijos.» Esta frase nos provoca una sonrisa entre dientes pero tiene un poco de verdad. ¿Cuál padre no ha dicho o pensado, al menos una vez en su vida: «este niño me está volviendo loco»? Después de todo, nuestro pequeño angelito no vino con un manual de instrucciones.

    Ser padres es una tarea para la cual recibimos poco o nada de capacitación, lo que hace que tengamos que ir aprendiendo en el camino con un montón de esfuerzo y errores. Nadie dijo que el ser padres sería fácil, pero no por eso debe enloquecernos, así que a continuación compartimos seis pasos que ayudan a conservar la salud mental como padres y disfrutar esa tarea que se nos fue encomendada.

    En la parte 1 de este programa hablamos de los 4 primeros pasos. Hoy repasaremos esos 4 y hablaremos de los 3 restantes.

    Paso # 1: Sé listo: construye tu casa de ladrillos, nunca de paja
    Los niños necesitan y merecen tener padres que los encaminen. Ellos esperan que los adultos les pongan límites que los protejan, y que cumplan esos límites. Es cierto que construir una casa con los ladrillos de los límites requiere más tiempo y esfuerzo, pero ese tiempo y esfuerzo extra paga grandes dividendos en términos de seguridad y bienestar. Así que, por amor a tus niños, construye tu casa de ladrillos poniendo y cumpliendo límites que los protejan.

    Paso # 2: Aprende a manejar las transiciones
    Dijimos que las transiciones son los momentos en que se termina una actividad y se comienza con otra, como por ejemplo: la hora de comer, la hora de levantarse o acostarse, la hora de jugar y de dejar de jugar, la hora de hacer las tareas, la hora de salir de la casa y la hora de regresar nuevamente, etc. Todas estas son transiciones que tienen el potencial de afectar las emociones de los niños. Para ello, dimos dos consejos prácticos en los pasos que siguen, el paso 3 y el paso 4.

    Paso #3: Haz que reine la rutina
    Para los adultos, rutina significa aburrimiento. Pero para el niño significa seguridad. El niño se siente más cómodo cuando las cosas se hacen siempre de la misma forma. La idea es tratar de establecer una rutina para cada una de las transiciones del día, y a la vez estar preparado para una eventual oposición. Un niño que objeta la rutina (y la mayoría lo hará en algún momento) lo hace simplemente para confirmar que todo está bien en su mundo. Recuerda que estás hecho de ladrillos.

    Paso #4: El aviso previo de dos minutos no es sólo para el fútbol
    Transición significa «cambio», y los niños no saben bien cómo manejar los cambios. No todas las transiciones del día pueden ser aliviadas con la rutina, por lo que es útil que le adviertas a tu niño cuando un cambio está por venir, avisándole, por ejemplo, dos minutos antes. Si tu niño tiene problemas con la transición, puedes considerar darle un aviso de «cinco minutos» y uno de «dos minutos». Y, una vez más, no te sorprendas si tu niño te disputa el cambio, ya que esa es su forma de probar su seguridad.

    Seguimos ahora con el…

    Paso # 5: Enseña la verdad sobre las consecuencias
    La vida está llena de decisiones, y cada decisión tiene una consecuencia. Algunas consecuencias son automáticas e inherentes: si tocamos el fuego nos quemamos, si corremos frente a un auto en movimiento corremos el riesgo de ser atropellados. Otras consecuencias son determinadas por las autoridades, tales como los maestros, los policías, etc. Como no podemos proteger a nuestros hijos de esta realidad, debemos empezar temprano a enseñarles que las decisiones que toman tienen consecuencias.

    · El niño que golpea a otro probablemente tendrá que estar en penitencia en la oficina del director.

    · El niño que no cumple con la tarea de la escuela quizás se quede sin recreo.

    Recuerda que tus hijos eventualmente dejarán la protección del hogar y la relativa seguridad de la escuela, para enfrentar las consecuencias del mundo de adulto. En ese mundo de adultos, las autoridades son los jefes y la policía, y las consecuencias de tomar las decisiones equivocadas son mucho más severas.

    Si como padres nos encargamos de darles consecuencias razonables como resultado de las decisiones que han tomado, los estaremos ayudando a prepararse para la vida. ¿A qué nos referimos cuando hablamos de consecuencias razonables? Por ejemplo:

    · Si mi hijo no apaga el televisor ni viene a cenar cuando se le llama, la consecuencia es que no podrá ver televisión por el resto de la noche.

    · Si a mi hija le da un berrinche cuando le digo que es hora de dejar de jugar en el parque para ir a casa, no la llevaré a jugar al parque al día siguiente, y le recordaré por qué.

    · Si mi hijo está de mal humor y pellizca a su hermanito menor, pasará un tiempo en su dormitorio hasta que se calme.

    · Si mi hijo rehúsa recoger sus juguetes al final del día, al día siguiente esos juguetes no estarán disponibles para jugar.

    La idea es escoger una consecuencia que sea un resultado natural de las acciones del niño. Asegúrate de ayudar a tu niño a tomar las decisiones correctas, diciéndole cuáles son las decisiones posibles y las consecuencias de cada decisión. Habla calmadamente pero con autoridad, y nunca prometas algo que no estás dispuesto a cumplir.

    Por ejemplo: decirle que no le vas a dejar mirar televisión por un mes o no ir al parque por el resto del verano, es algo difícil de cumplir. La única forma en que su niño puede aprender acerca de las consecuencias, es cuando las consecuencias de hecho ocurren, así que asegúrate de escoger consecuencias que pueda cumplir.

    Por otro lado, no lo hagas como un castigo para el niño, sino como lo que son: consecuencias naturales de sus decisiones y acciones. De esta forma le estarás transfiriendo a él la responsabilidad de sus acciones. Recuérdale de la decisión que tomó y la consecuencia que tuvo, y dile que la próxima vez que decida puede escoger de tal forma que la consecuencia sea positiva. Si eres constante con las decisiones y consecuencias, tu niño empezará a tomar mejores decisiones, y todos serán más felices.

    Paso # 6: Ponle fin a los llantos
    Casi nada destruye más rápido la salud mental de un padre que el llanto. Es tan molesto ese sonido, que todos los padres ceden ante el llanto de un niño. Y, desde el punto de vista del niño, el llanto le funciona para conseguir lo que quiere. Entonces, ¿por qué no continuar haciéndolo?

    Hay una solución sólida como una roca para alejar a su niño de los ataques de llanto: ¡No responder! Es así de simple. Prométete que nunca, ¡pero nunca!, atenderás ningún requerimiento o demanda que empiece con un llanto. Cuando tu niño llore, puedes decirle:

    · «Cuando hablas así no te entiendo», o

    · «Mientras uses ese tono de voz, no oiré lo que digas», o

    · «Lo siento, pero no puedo ayudarte ahora porque estás llorando. Pregúntame nuevamente con una voz mejor».

    Así aprenderá que nunca vas a atender un pedido hecho durante un berrinche.

    Paso # 7: Sé asertivo en tus órdenes
    Este es un examen para ti: presta atención a la manera en que interactúas con tu niño, y fíjate cuántas veces dices: «¿de acuerdo?» o «¿está bien?» al final de tus órdenes. «Ponte tu abrigo, así podemos ir a casa ahora, ¿de acuerdo?» «Es hora de ordenar tus juguetes y alistarte para tomar tu baño, ¿está bien?»

    A veces parece que, como padres, nos sintiéramos obligados a suavizar la intensidad de una orden directa. Cuando hacemos esto, y aunque no nos demos cuenta de ello, en realidad estamos ofreciéndole al niño una elección, lo cual abre la puerta para un enfrentamiento.

    Para evitar problemas y ayudar a tu hijo a entender lo que estás diciendo, elimina el «¿de acuerdo?» o «¿está bien?» de tus órdenes. «Es hora de prepararte para tomar tu baño». Punto. Si la oración se siente muy dura, trate de terminarla con «¿entiendes?», en lugar de «¿de acuerdo?» Por ejemplo: «Es hora de tomar el baño, ¿entiendes?»

    Por ejemplo, si vas al parque con tu hijo y necesitas ponerle repelente de mosquitos, y le dices «¿Crema o aerosol?» Y tu niño te dice «No», corriendo una corta distancia alejándose de ti, puedes decirle de nuevo: «¿Crema o aerosol?». Si tu niño te responde: «No, no quiero ninguno», arrojándose sobre el pasto y rodando, lo que puedes hacer calmadamente es correr hacia tu hijo y ponerle aerosol en un brazo y crema en el otro.

    ¡Sí! ¡Así calmado y confiado eres una casa de ladrillos! Mantienes tu posición y prosigues con lo planeado para proteger a tu hijo de los mosquitos.

    En la sección RECURSOS puedes descargar gratis el folleto
    «CRIANDO A LOS HIJOS CON PROPÓSITO»

    Conclusión
    Como decíamos al principio, ¿cuál padre no ha dicho o pensado, al menos una vez en su vida: «este niño me está volviendo loco»? Nuestro pequeño angelito no vino con un manual de instrucciones y ser padres es una tarea para la cual recibimos poco o nada de capacitación, lo que hace que tengamos que ir aprendiendo en el camino con un montón de esfuerzo y errores.

    El ser padres no es fácil, es una inmensa responsabilidad y un trabajo sin fin. Pero no por eso debe enloquecernos. Guiar y moldear el carácter de esos pequeños que tenemos a nuestro cargo es probablemente la tarea más importante y duradera que haremos en nuestras vidas, y debemos ser capaces de disfrutar la experiencia sin volvernos locos en el proceso.

    Así que, decide qué parte de ser padre/madre te trastorna, prueba uno de estos pasos a fin de corregir el problema, y estarás encaminado a un futuro más saludable.


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