• octubre 21, 2021
  • La amistad en el matrimonio

  • Regresa

  • Introducción
    Hoy vamos a conversar acerca de la amistad en la pareja. Se dice que la amistad es el trampolín a todos los amores. Esto es así porque la amistad se vierte sobre las otras relaciones importantes de la vida.

    En una encuesta realizada entre parejas se les preguntó cuáles eran sus metas, qué esperaban de su relación de pareja. Se esperaba recibir respuestas tales como: seguridad financiera, sexo satisfactorio y una familia. Pero, para gran sorpresa, tanto hombres como mujeres respondieron que su meta más importante era tener en su pareja a un amigo.

    Sin embargo, ¿cuántas de esas parejas se tomaron el tiempo para conversar sobre esto? Y ¿cuántas de esas personas tienen claro el concepto de amigo?

    Si la amistad es el trampolín a todos los amores, y si la meta más importante de las personas al comenzar una vida juntos es tener en su pareja a un amigo, entonces debemos tomarnos el tiempo para conversar sobre esto y para tener claro el concepto de amistad.

    ¿Cómo podemos definir a un amigo? Pudiéramos decir que:

    · Un amigo es alguien que «cuida» – En la relación de amistad cada uno se deleita en la compañía del otro. Se cuidan y se sostienen el uno al otro con respeto.

    · Un amigo es alguien que afecta nuestras emociones – El amigo está allí para conversar y es un compañero o compañera que muchas es de por vida.

    ¿Cuáles son las cualidades de un amigo?

    1. Escucha sin ponerse a la defensiva.
    2. Acepta al otro sin tratar de cambiarlo.
    3. Tiene la capacidad de guardar confidencias.
    4. Conoce claramente el concepto de lealtad.
    5. Es cordial y afectuoso.

    Antes de seguir, aclaremos que la amistad no es algo inherente en la relación de pareja. No aparece automáticamente cuando se hacen los votos y se intercambian los anillos. Es necesario cultivarla y cuidarla todos los días.

    A pesar de nuestras grandes esperanzas y de nuestras mejores intenciones, inevitablemente aparecen barreras a la amistad en la pareja. Aquí algunas razones:

    1. No hay tiempo

    Todos llevamos vidas atareadas. Entre el trabajo, las necesidades de los hijos, el mantenimiento del hogar, los estudios, la asociación de padres, ¿quién tiene tiempo para la amistad? La amistad, el verdadero núcleo de la relación, a menudo pasa a un lugar secundario ante todos estos intereses rivales.

    2. Hemos perdido el sentimiento de amistad

    Muchas personas fueron amigas de sus cónyuges al comienzo, pero ya no más. Ahora están simplemente casadas.

    Pareciera que una vez que uno se casa ya no se puede seguir siendo amigos; sin embargo, los matrimonios más sólidos son los que han mantenido una gran amistad a lo largo de los años.

    3. Ya no hablamos como amigos

    Los amigos no son personas con las cuales discutimos mucho. De hecho, una de las cosas más agradables de la amistad es que usualmente no hay que arreglar muchos problemas. En cambio, se comparten intereses mutuos en una forma amena para los dos.

    Cuando las parejas no se cuidan, la mayoría de sus conversaciones terminan siendo acerca de problemas y preocupaciones, no sobre puntos de vista o puntos de interés, como los amigos.

    Los problemas y las preocupaciones son parte de la vida matrimonial y deben ser enfrentados y manejados, pero muchas parejas permiten que estos asuntos consuman el tiempo que antes se dedicaba a las conversaciones más relajadas que disfrutaban y compartían.

    4. Los conflictos erosionan la amistad

    Una de las razones claves por las cuales las parejas tienen problemas para seguir siendo amigos es que las actividades que construyen la amistad se interrumpen cuando surgen puntos de conflicto en la relación.

    Cuando esto ocurre, se vuelve cada vez más difícil que esos momentos positivos sigan teniendo lugar en la relación. La peor cosa que puede ocurrir es que el tiempo que se dedica a conversar como amigos se convierta en algo que hay que evitar.

    5. Yo ya conozco muy bien a mi cónyuge

    Es muy fácil suponer que su cónyuge no cambia mucho con el paso del tiempo. Las parejas empiezan a suponer que ya no va a ser interesante conversar como amigos. Piensan que ya conocen lo que su cónyuge piensa sobre casi cualquier tema. Sin embargo, todo el mundo cambia constantemente, nuevas ideas reemplazan a las viejas y somos afectados por muchas de las cosas que nos ocurren.

    6. Somos víctimas del efecto bumerán

    Una de las principales barreras a la amistad se presenta cuando los pensamientos compartidos en momentos íntimos y tiernos se usan como armas en las peleas.

    Usar las intimidades como armas tiene un efecto corrosivo muy grande. ¿Quién se va a atrever a compartir información personal y reveladora si sabe que puede llegar a ser usada más tarde en su contra?

    7. Nunca fuimos amigos

    ¿Y qué ocurre si desde un comienzo no había amistad? Si ese es su caso, tal vez no sepan cómo ser amigos ahora.

    Les sugeriremos que se propongan iniciar un plan de acción para construir, reconstruir o mantener la amistad en el matrimonio.

    Conclusión
    Hoy conversamos acerca de la amistad en la pareja. Recordemos que la amistad es el trampolín a todos los amores y generalmente la meta más importante de las personas al comenzar una vida juntos es tener en su pareja a un amigo.

    Debemos tener muchísimo cuidado de no permitir que la crianza de nuestros hijos llene por completo nuestra vida en pareja, porque cuando los hijos ya no estén más en la casa, solo quedamos nosotros, la pareja.

    En la sección RECURSOS puedes descargar gratis el folleto titulado
    «Cuando los hijos se van»

    Entonces, debemos tomarnos el tiempo para conversar y para tener claro el concepto de amistad. Construyamos de nuestra relación una fortaleza que no pueda ser afectada por factores externos ni internos y que esté protegida por Dios. Debemos hacerlo intencionalmente y nunca poniendo a nuestros hijos primero.

    Recordemos que la pareja no tiene simplemente «que soportarse». El amor debe crecer y crecer mucho. Debe convertirse en el garante de la propia felicidad y de la duración del mismo matrimonio. Más allá de una estética de fidelidad o deber, o de miedo a volver a empezar, el matrimonio debe basarse en la alegría y el gozo de amar y de sentirse amados, de comprender y de sentirse comprendidos, de respetar y de sentirse respetados.

    Propongámonos seriamente conocer a fondo la realidad del sexo opuesto, partiendo de la base que Dios nos hizo diferentes para enriquecernos a través de esas diferencias.

    Sabemos que nada de esto es fácil, especialmente porque somos seres humanos pecadores e imperfectos. Pero no estamos solos. Dios está siempre dispuesto a ayudarte. Solo tienes que pedírselo. Habla con él, que no te va a defraudar.


Contáctenos