"Padre nuestro que estás en los cielos". Con estas palabras que Jesús nos dio para hablar con el Padre, Dios quiere atraernos cariñosamente para que recordemos que él es nuestro verdadero Padre y que nosotros somos sus verdaderos hijos. Por lo tanto, podemos hablar con Él con valor y plena confianza, como hijos amados del Padre celestial. Romanos 8:15-16 nos recuerda:
Pues ustedes no han recibido un espíritu que los esclavice nuevamente al miedo,
sino que han recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!
El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
Dios te ama y quiere que estés en comunión con Él a través de la oración, con plena confianza y sin temor. Él te está esperando. Habla hoy con tu Padre celestial.
El Espíritu Santo nos ayuda
Dios siempre escucha las oraciones de sus hijos y las contesta a su tiempo. Podemos orar en todo lugar, ya sea que estemos solos o con nuestras familias, en la iglesia o en la casa. Dios espera que nos acerquemos a él regular y frecuentemente, tanto en los momentos alegres como en los tiempos de aflicción, sabiendo que el Espíritu Santo ora con nosotros y por nosotros. La Biblia nos dice en Romanos 8:26-27:
Del mismo modo, y puesto que nuestra confianza en Dios es débil, el Espíritu Santo nos ayuda.
Porque no sabemos cómo debemos orar a Dios, pero el Espíritu mismo ruega por nosotros,
y lo hace de modo tan especial que no hay palabras para expresarlo.
Te invito a que hoy te tomes un tiempo para hablar con Dios.
Y cuando oren
Cuando alguien nos hiere, nuestra respuesta natural es devolverle el daño o esperar que sufra por lo que nos ha hecho. Sin embargo, como hijos de Dios sabemos que esa es la respuesta incorrecta. Es entonces cuando descubrimos que perdonar a alguien no es algo natural ni fácil: requiere gracia sobrenatural de nuestra parte. ¿De dónde la sacamos? ¡A través de la oración! En Marcos 11:25, Jesús nos dice:
Y cuando oren, si tienen algo contra alguien, perdónenlo,
para que también su Padre que está en los cielos
les perdone a ustedes sus ofensas.
Recordar la gracia de Dios hacia ti no te deja más remedio que extender esa misma gracia hacia alguien que te lastima. Entonces, si tienes el deseo de perdonar a alguien, anímate: el Espíritu Santo ya ha hecho la mitad del trabajo.
La fe
La Biblia dice que la fe es "la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" (Hebreos 11: 1). La fe no es una esperanza vacía, o una confesión de algo que queremos que sea verdad. Tener fe es reconocer algo que ya es una realidad a pesar de que todavía no se puede ver. En Romanos 10:17, Pablo nos dice:
Así que la fe proviene del oír, y el oír proviene de la palabra de Dios.
La fe afirma lo que ya existe y confía en lo que Dios ha prometido en su Palabra, sabiendo que en su tiempo sucederá porque es su voluntad. Hoy te invito a que conozcas más al creador de la fe a través de la lectura y estudio de su Palabra.
No te preocupes
Así como un error del piloto puede hacer que un avión se desvíe de su destino previsto o que tenga que realizar un aterrizaje de emergencia peligroso, una mala decisión puede desviarte o retrasarte para que no llegues a la meta que te has propuesto. Cuando tus pensamientos no están claros, no es el mejor momento para hacer un cambio o tomar una decisión drástica. ¿Qué hacer, entonces? En Filipenses 4:6-7, Pablo nos dice:
No te preocupes por nada; en cambio, reza por todo.
Dile a Dios lo que necesitas y ...
Su paz guardará tu corazón y tu mente.
Confía tus ansiedades y dudas en Dios. Permite que Él obre en tu mente y corazón y que calme tu espíritu con su paz. Él puede y quiere hacerlo... porque te ama.
Ante la adversidad
Los tiempos difíciles no duran para siempre. Con la misma certeza que Dios creó la primavera para seguir al invierno, la temporada de adversidad en la que te encuentras terminará. Y cuando lo haga, Dios te habrá dado la sabiduría necesaria para construir un futuro mejor. A veces, sus mayores bendiciones provienen de las circunstancias más negativas. En 2 Corintios 4:17 Pablo escribe:
Nuestros problemas actuales son pequeños y no durarán mucho.
Sin embargo, nos producen una gloria que los supera con creces
y durará para siempre.
Los tiempos difíciles no duran, ¡pero las personas sí! De tus mayores pruebas surgen tus mayores testimonios. Ten paciencia y confía en que Dios hará lo que tú no puedes hacer. Te invito a que le pidas hoy a Dios que te ayude a recordar que él siempre está contigo.