• septiembre 16, 2021
  • El poder de la lengua y el poder de las palabras

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  • Introducción

    Les quiero contar algo sobre mí: a mí me gustan las réplicas de barcos. De hecho, tengo una colección de barcos de varios tamaños. Empecé con unos pocos, pero luego las personas que saben que me gustan me han regalado otros y bueno, la colección se fue haciendo cada vez más grande. Si pudieran ver mi oficina se darían cuenta de lo que quiero decir. ¡Está llena de hermosos barcos! A veces me quedo viendo los detalles tan realísticos de cada réplica, especialmente el timón. No le puede faltar nunca.

    Y entonces me pongo a pensar en cómo algo tan pequeñito como un timón, tiene tanto poder como para mover los barcos más grandes que han existido. Hace unos años atrás, mi esposa y yo tuvimos la dicha de ir en un crucero a las islas griegas. Fue una experiencia inolvidable. Y dentro de esa barco tan enorme, que parecía una ciudad entera, yo reflexionaba en ¡cómo un pequeño timón podía controlar semejante monstruo!

    El poder de la lengua

    Algo similar pasa con los seres humanos. Nosotros también tenemos un pequeño timón que nos controla, que es la lengua.

    Obviamente, el músculo de la lengua no posee cualidades morales, pero puede liberar en cualquier momento todo un mundo de infamia e injusticia por las palabras que decimos. Una sola palabra no solo puede ensuciar y manchar a la persona a quien va dirigida, sino que contamina también a quien la dice.

    En el programa de hoy queremos resaltar el potencial peligro de las palabras que son articuladas por la lengua y que, una vez que salen de nuestra boca, pueden lastimar, dividir, discriminar y envenenar la vida de otras personas o pueden bendecir, construir, edificar y sanar.

    Pienso, luego hablo

    El mejor de los consejos que podemos darles el día de hoy es el de pensar antes de hablar. Las palabras dichas ya no se pueden recoger y sus consecuencias duran mucho tiempo, a veces de por vida. Un proverbio muy conocido dice: «La lengua tiene poder para dar vida y para quitarla; los que no paran de hablar sufren las consecuencias«. Proverbios 18:21 TLA.

    Pero no solamente las palabras hirientes tienen consecuencias y son perdurables, las palabras amables también las tienen. ¿No les ha pasado que una persona les dijo algo justamente en el momento en que lo necesitaban oír y esa palabra les ayudó a sanar alguna herida o a tener otra perspectiva de la vida?

    Indudablemente, las palabras tienen mucho poder. Nuestra lengua puede controlar hasta el barco de vida más grande que hayamos visto y llevarlo a hacer el mal o el bien.

    El uso de nuestra lengua y sus palabras

    Si sabemos que la lengua y sus palabras tienen tanto poder, ¿qué debemos hacer, o no hacer, con ella? A continuación vamos a dar unos consejos para usar correctamente nuestras palabras para nuestro bienestar y el de los demás. Para ellos, usaremos dichos y proverbios sabios, dado que tan famoso es el poder de nuestras palabras, que hay muchísimos consejos para darle el mejor uso.

    Lo que NO debemos hacer

    1. Salmos 34:13 Eviten entonces que su lengua hable mal; eviten que sus labios profieran mentiras. (No debemos mentir ni hablar mal de otros)

    2. Salmos 52:4 Tu lengua es engañosa; prefieres proferir toda clase de insultos. (No debemos insultar a otros)

    3. Salmos 140:3 Su lengua es aguda como de serpiente; sus labios destilan veneno mortal. (No debemos mal influenciar con nuestras palabras)

    4. Proverbios 17:20 El de corazón malvado nunca da con el bien; el que se enreda con su lengua cae en desgracia. (No debemos enredarnos con lo que decimos o prometemos, no debemos hablar de más)

    Lo que SÍ debemos hacer

    5. Salmos 35:28 Con mi lengua proclamaré tu justicia, y a todas horas te alabaré. (Podemos hablar justicia y darle gracias a Dios por sus bendiciones)

    6. Salmos 37:30 Cuando el justo habla, imparte sabiduría; con su lengua proclama la justicia. (Debemos hablar sabiamente)

    7. Proverbios 12:18 Hay gente cuyas palabras son puñaladas, pero la lengua de los sabios sana las heridas. (Con nuestras palabras podemos ayudar a sanar un corazón dolido)

    8. Proverbios 12:19 Los labios veraces permanecen para siempre, pero la lengua mentirosa tiene corta vida. (Debemos hablar siempre con la verdad)

    9. Proverbios 15:4 La lengua apacible es árbol de vida; la lengua perversa daña el espíritu. (Debemos hablar con amabilidad)

    10.Proverbios 25:15 La mucha paciencia aplaca al príncipe; la lengua afable quiebra los huesos más duros. (Las palabras amables pueden aplacar la ira y lograr mucho)

    En la sección RECURSOS puedes descargar gratis el folleto
    CUANDO ME ENOJO

    Conclusión

    ¿A dónde queremos llegar? La lengua es:

    * como el freno del caballo que, amarrado a su hocico, controla su brioso cuerpo.

    * Es también como los barcos o veleros que, a pesar de su gran peso, son controlados por un pequeño timón.

    * Y es como la chispa de fuego que puede incendiar en un instante todo aquello que se atraviese a su paso.

    De la misma manera que el fuego puede terminar con hectáreas de vida silvestre en un bosque, el curso de una vida, de un matrimonio o de una familia, puede corromperse o destruirse por el uso equivocado de nuestras palabras, o viceversa.

    Pero, ¿Quién puede domar al ser humano? ¿Quién podría domarse a sí mismo? Solamente Jesús puede romper nuestro yugo de esclavitud al pecado y ayudarnos a controlar nuestra lengua y sus palabras. Solamente Jesús y su sacrificio en la cruz nos hace libres de la sentencia de muerte que merece la maldad que habita en nosotros.

    Dios reconoce que nuestra naturaleza es corrupta y que luchamos contra instintos de hacer el mal y usar mal nuestra lengua y palabras. Afortunadamente, no estamos solos pues Jesús, la Palabra viva de Dios, se hizo uno de nosotros y en la cruz se hizo pecado por nosotros.

    En el programa de hoy quisimos resaltar el potencial peligro de las palabras que son articuladas por la lengua y que, una vez que salen de nuestra boca, pueden lastimar, dividir, discriminar y envenenar la vida de otras personas o pueden bendecir, construir, edificar y sanar. Gracias al sacrificio de Jesús en la cruz, ahora tú decides.


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