• mayo 12, 2022
  • La responsabilidad de ser madre

  • Regresa

  • Introducción

    Esperamos que hayan celebrado un hermoso Día de la Madre. El Día de la Madre es un día muy especial, sea cuando sea que lo celebren en tu país y sean cuales sean tus circunstancias. El amor de una madre refleja el amor de Dios. Y estamos hablando de madres biológicas y adoptivas, de la tía que te crio como a su propio hijo o la maestra que te adoptó e impulsó por el buen camino. Todos hemos tenido mujeres valientes y amorosas que han fungido como madres.

    Y decimos valientes porque la responsabilidad y el trabajo de una madre nunca acaba. Recordemos que una madre reconoce que su hijo es una persona completa: cuerpo, alma y espíritu. Ellas cuidarán el cuerpo de su bebé pero cuidarán de igual forma, o aún más, la vida espiritual de sus hijos. Y eso significa llevar a sus hijos hacia Jesús. Esta es una tarea de por vida, ¡nunca acaba! Y nunca es tarde para comenzar.

    Nunca es tarde

    Mi mamá era maestra de profesión y también en la casa, era algo que podía evitar porque era su vocación. Siempre tenía una sonrisa en sus labios pero también sabía corregir. Me gustaba ver la relación que tenía mi mamá con su mamá, mi abuelita Sara. El amor y cuidado de mi madre marcaron mi vida. Mi mamá creía que era la mejor madre del mundo y que nadie era mejor que ella. Nos cuidaba a mí y a mis hermanas como si fuéramos sus muñecos.

    Recuerdo que nos llevaba a la iglesia cuando éramos niños. Ella siempre trató de inculcarnos la fe. Ya siendo adultos compartimos más de la fe cristiana. Ella siempre me ha apoyado en los momentos más difíciles de mi vida y en ella he podido ver reflejado el amor de Jesús.

    Digo todo esto porque nunca es tarde para comenzar a tener conversaciones espirituales con tus hijos. Nunca es tarde para hablarles de Jesús y mostrarles su amor. No pienses que tu hijo es muy chico y no entiende. Desde que el niño está en el vientre de su madre recibe amor de quien se lo brinda.

    Cómo ayudar a tu hijo a tener una relación con Dios

    Recuerdo ver a mi esposa todas las noches, absolutamente todas, ir a la cama de nuestros hijos y orar con ellos antes de dormirse.

    Nunca podré olvidar esos días cuando mi mamá, con tanta paciencia y amor llegaba a nuestros cuartos, nos preguntaba sobre nuestro día y orábamos juntas. Mi mamá es definitivamente un ejemplo de fe y perseverancia que nos predica con su vida todos los días, aún hoy. En los momentos más difíciles siempre busca la ayuda de Dios y en medio de su sufrimiento siempre trata de ayudar a los demás. Su vida me ha mostrado el amor de Jesús y eso me ha ayudado a tener una buena relación con Dios.

    Le invitamos a descargar gratis el folleto titulado «Cómo ayudar a tu hijo a tener una relación con Dios» en la sección Recursos de esta página web.

    Y es que las madres, al igual que los padres, tenemos esperanzas y sueños con respecto a la vida espiritual de nuestros hijos. Queremos que comprendan la realidad del pecado en sus vidas y la necesidad del perdón de Dios. Queremos que reconozcan la voz de Dios y la obedezcan. Queremos que tengan una fe que los mantenga firmes en los problemas de la vida y los proteja de conductas dañinas. Queremos que nuestros hijos tengan una relación saludable y profunda con Dios.

    Pero no siempre sabemos cómo hacerlo. Entonces nos sentimos culpables por no ayudar a nuestros hijos a crecer en la fe. Si esta es tu situación, no te rindas ni te desanimes. A continuación vamos a compartir contigo tres hábitos diarios que ayudan a nutrir espiritualmente a los hijos y al hogar. Ellos son:


    1. La práctica de disciplinas espirituales

    2. El ejercicio de la hospitalidad

    3. El hablar sobre temas espirituales

    Así que, sea que estés guiando a tus hijos o nietos, sobrinos o alumnos de clase, te invito a que sigas escuchando. En este programa veremos cómo nutrir el primero de estos hábitos: practicar disciplinas espirituales. Con la ayuda de Dios, es posible lograr que tu hijo comience a relacionarse con Dios a través de la oración y la lectura de la Biblia.

    Cómo relacionarte tú con Dios

    Si quieres que tu hijo tenga una relación con Dios, debes comenzar por tener tú una relación con Dios y aprender a depender de Él. Como padres y abuelos cristianos, a menudo estamos tentados a ser autosuficientes pensando que tenemos el control. A veces sentimos que estamos solos en la crianza de nuestros hijos, incluyendo el desarrollo de su salud espiritual.

    Sin embargo, debemos recordar que no tenemos que hacerlo solos. Podemos hacer una pausa en cualquier momento del día o la noche para pedirle ayuda o claridad a Dios, para tener una mejor perspectiva o para preguntarle cuál es su plan. Esto nos ayuda a participar con Dios en lo que Él está obrando en nuestros hijos.

    Participando con Dios en la crianza de nuestros hijos

    Entonces, ¿cómo nos unimos a Dios para criar a nuestros hijos y ayudarlos a tener una relación real y viva con Él? Enseñándoles a orar y a comprender su Palabra. Y lo hacemos planificando momentos especiales y aprovechando los momentos de la vida cotidiana. En este programa vamos a hablar sobre cómo planificar esos momentos especiales.

    Cómo planificar momentos especiales

    Cuando les enseñamos a nuestros hijos a hablar con Dios en oración y a escuchar lo que dice en su Palabra, los estamos ayudando a tener una relación con Él. Si crees que esa tarea le pertenece a los pastores, sacerdotes o líderes de la iglesia, te invito a que recuerdes que fue a las madres y padres a quienes Dios dio el encargo de nutrir espiritualmente a sus hijos, cuando dijo:

    «Estas palabras que hoy te mando cumplir estarán en tu corazón, y se las repetirás a tus hijos.» Deuteronomio 6:6-7a

    Momentos especiales para crecer en la oración

    Orar es hablar con Dios. Es la forma en que nos mantenemos cerca de Dios durante todo el día. Es decirle a Dios lo que hay en nuestros corazones y es esperar que Él responda. Es la forma en que Dios alinea nuestros deseos con sus caminos. Podemos estar seguros de que Dios escucha y contesta nuestras oraciones. Y aunque no siempre contesta nuestras oraciones de la manera que esperamos, siempre las responde de manera consistente con su carácter.

    Mi madre fue quien modeló la oración para mí. La forma en que lo hizo fue con su ejemplo: ella oraba como Jesús nos enseña a hacerlo: «Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y con la puerta cerrada ora a tu Padre que está en secreto» (Mateo 6:6a). Por años vi a mi madre entrar a su habitación y cerrar la puerta. La podía oír desde afuera orando por un tiempo largo. Yo recuerdo en mi mente de niña preguntarme cómo le podían salir tantas palabras y ¡sin parar!

    A continuación hay ejemplos de cómo podrías planificar un momento especial de oración con tus hijos.

    # 1 Oraciones a la hora de comer
    La hora de comer es un momento natural para invitar a tu hijo a orar. Es un buen momento para agradecerle a Dios por sus bondades.

    # 2 Oraciones nocturnas
    La noche es un momento natural para reflexionar sobre el día y contarle a Dios cualquier preocupación que tú o tus hijos puedan tener para el día siguiente.

    # 3 Oraciones bíblicas
    Orar con palabras de la Biblia es una forma segura de hacerlo, porque sabes que estás orando la voluntad de Dios.

    # 4 Finalizar la oración
    Otra forma de ayudar a tus niños a encontrar palabras para orar a Dios, es comenzando una oración e invitándolos a terminarla con sus propios pensamientos, sentimientos y palabras. Por ejemplo:

    * Querido Dios, te amo porque …
    * Querido Dios, te necesito porque …
    * Querido Dios, te doy gracias por …

    Momentos especiales en la Biblia

    Es importante que tus hijos sepan que la Biblia es la verdadera Palabra de Dios y que las historias que en ella se narran realmente sucedieron. Ellos pueden confundirse con tanta fantasía y cuentos que escuchan a diario. Pero Dios realmente nos habla a través de la Biblia, guiándonos y enseñándonos su verdad.

    Yo recuerdo que en mi escuela nos hacían memorizar versículos bíblicos cada mes. Todavía los recuerdo. Mis maestros cuidaron de mi vida espiritual durante mis 12 años de escuela. Fue una bendición que no tiene comparación. Por eso creo mucho en la educación cristiana. Y este país ofrece ayuda financiera con becas si a alguien le interesa que sus hijos estudien en una escuela cristiana pero no tiene los recursos para hacerlo.

    Se nos enseñaba que, antes de leer la Biblia, siempre debemos primero orar por comprensión. Cuando leemos con nuestros hijos, debemos hacerlo con entusiasmo y permitir que nuestros hijos también lean. Es mejor leer un capítulo, párrafo o incluso unos pocos versículos, y entenderlos, antes que leer apresuradamente para terminar.

    # 1 Leer la Biblia
    La Biblia es la historia de Dios y su pueblo. Puedes seleccionar lecturas específicas. Podrías comenzar leyendo sobre Jesús en uno de los Evangelios (Mateo, Marcos, Lucas o Juan). Allí es donde tus hijos pueden encontrarse con Jesús.

    # 2 Memorizar
    Al memorizar porciones de la Biblia, la guardamos en nuestro corazón. Es una de las formas en que Dios les recuerda a tus hijos sus palabras para guiarlos o consolarlos a lo largo de su vida.

    # 3 Estudiar la Biblia
    Un buen método para estudiar la Biblia es siguiendo un patrón simple de tres partes: observación, interpretación y aplicación. Si tienes hijos mayores o deseas aprender más tú mismo, puedes considerar usar una devoción en línea, como los devocionales diarios de Cristo Para Todas Las Naciones (http://www.paraelcamino.com/ alimentodiario.asp).

    # 4 Versículos familiares
    También puedes elegir un versículo familiar, como un lema para tu familia. Esto puede ayudar a tu familia a enfocarse en Dios y sus propósitos. Involucra a tu hijo en la decoración o en la selección de un marco especial.

    # 5 Versículo de la semana
    Puedes elegir un «versículo de la semana» para aprender nuevas verdades bíblicas. Se pueden poner por toda la casa con notas adhesivas. También pueden enviarse como mensajes de texto, en correos electrónicos o puedes recitárselo tus hijos cuando salen para la escuela o el trabajo.

    Conclusión

    La responsabilidad y El trabajo de una madre nunca acaba, pues llevar a sus hijos a Jesús es una tarea de por vida. Pero nunca es tarde para comenzar.

    Si este programa te ha dado ideas para usar con tu hijo en su vida espiritual, te animamos a perseverar. Comienza con oración y con un plan. Empieza con algo pequeño. ¡Dios hará el resto! Él dice:

    «Yo, el Señor, enseñaré a todos tus hijos, y su paz se verá multiplicada.» Isaías 54:13

    Si nutrir la fe de tu hijo te hace sentir abrumada y crees que no puedes hacerlo, recuerda este versículo. Nuestros hijos serán «enseñados por el Señor». Él está obrando en ellos. No los estás criando sola sino con Dios, quien invita a tus hijos a tener una relación viva con Él.


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