• septiembre 23, 2021
  • 7 Pasos para no enloquecer en la crianza de los hijos – Parte 1

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  • Introducción
    Hay una frase conocida que dice: «La locura es adquirida: la adquirimos de nuestros hijos.» Esta frase nos provoca una sonrisa entre dientes pero tiene un poco de verdad. ¿Cuál padre no ha dicho o pensado, al menos una vez en su vida: «este niño me está volviendo loco»? Después de todo, nuestro pequeño angelito no vino con un manual de instrucciones.

    Ser padres es una tarea para la cual recibimos poco o nada de capacitación, lo que hace que tengamos que ir aprendiendo en el camino con un montón de esfuerzo y errores. Nadie dijo que el ser padres sería fácil, pero no por eso debe enloquecernos, así que a continuación compartimos siete pasos que ayudan a conservar la salud mental como padres y disfrutar esa tarea que se nos fue encomendada.

    Paso # 1: Sé inteligente: construye tu casa de ladrillos, nunca de paja
    En otras palabras, asegúrate de ser suficientemente fuerte para aguantar el ventarrón de la niñez. Los niños necesitan, y merecen, tener padres que los encaminen, que los críen. Ellos esperan que los adultos les pongan límites que los protejan, y que cumplan esos límites.

    Cada vez que te sientas tentado a ceder a los pedidos o demandas inapropiadas de tus hijos, recuerda que tus hijos tienen muchos amigos, pero sólo dos padres. Por lo tanto, cumple tu papel como madre/padre de tu hijo.

    Es cierto que construir una casa con ladrillos requiere más tiempo y esfuerzo, pero ese tiempo y esfuerzo extra paga grandes dividendos en términos de seguridad y bienestar. Así que, por amor a tus niños, construye tu casa de ladrillos poniéndoles límites que los protejan, y cumpliendo esos límites.

    Paso # 2: Aprende a manejar las transiciones
    Una cosa que los maestros aprenden bien al comienzo de su capacitación profesional, es cómo ayudar a los niños a pasar por los momentos de transición, o sea, cuando se termina una actividad y se comienza con otra. De la misma manera, los padres también debemos saber manejar las transiciones en el día del niño.

    ¿A qué nos referimos cuando hablamos de transiciones? Por ejemplo: la hora de dejar de jugar para ir a comer, la hora de levantarse o acostarse, la hora del baño, la hora de hacer las tareas, la hora de salir de la casa y la hora de regresar nuevamente, etc. Todas estas son transiciones que tienen el potencial de afectar las emociones de los niños… y probar la paciencia de los padres. Los dos próximos pasos nos ayudarán a manejar las transiciones y a no perder la cordura.

    Paso # 3: Haz que reine la rutina
    Para los adultos, rutina significa aburrimiento. Pero para el niño, rutina significa seguridad. El niño se siente más cómodo cuando las cosas se hacen siempre de la misma forma. Algunos ejemplos:

    · dejar la mochila y la ropa para la escuela preparadas la noche anterior puede hacer que las mañanas sean más fáciles;
    · cenar juntos como familia ayuda a reforzar los lazos y la comunicación;
    · abrocharle siempre el cinturón de seguridad cuando va en el automóvil elimina discusiones y garantiza la seguridad del niño;
    · un horario regular para ir a dormir precedido por el mismo ritual (un baño, un cuento, una oración y apagar la luz), le ayudará a dormirse con más tranquilidad, etc.

    En resumen, la idea es tratar de establecer una rutina para cada una de las transiciones del día, y a la vez estar preparado para una eventual oposición. Un niño que objeta la rutina (y la mayoría lo hará en algún momento) lo hace simplemente para confirmar que todo está bien en su mundo. Recuerda que estás hecho de ladrillos.

    Paso # 4: El aviso previo de dos minutos no es sólo para el fútbol
    Transición significa «cambio», y los niños no saben bien cómo manejar los cambios. No todas las transiciones del día pueden ser aliviadas con la rutina, por lo que es útil que le adviertas a tu niño cuando un cambio está por venir.

    · Si tu hija se está demorando con su desayuno y ya es casi la hora de salir para la escuela, trate de prepararla, diciéndole: «tienes dos minutos más para terminar tu desayuno antes que salgamos». Así sabrá que necesita comenzar a hacer la transición. Esto funciona mucho mejor que diciendo abruptamente: «¡Se acabó, vamos!»

    · De la misma forma, cuando tu hijo está jugando en el parque pero tienes que volver a casa para preparar la cena, puedes decirle: «tienes dos minutos para terminar de jugar antes de irnos a casa».

    En cada uno de esos momentos, le muestras a tu hijo que un cambio está por venir. Al cabo de dos minutos, le dices: «Se terminó el tiempo», y tu hijo estará preparado para el cambio. Si tu niño tiene problemas con la transición, puedes considerar darle un aviso de «cinco minutos» y uno de «dos minutos». Y, una vez más, no te sorprendas si tu niño te disputa el cambio, ya que esa es su forma de probar su seguridad.

    Lo que sí es importante es que siempre cumplas con lo prometido. Si cedes a las objeciones y argumentos, el aviso de dos minutos nunca funcionará. Tu niño necesita entender que siempre cumples lo que dices. ¡Recuerda que estás hecho de ladrillos!

    Una de las desafortunadas consecuencias de las tendencias actuales de nuestra sociedad es que cada vez que los padres piden o esperan algo de sus hijos, sienten como que están traspasando los derechos de los hijos. Pero nuestro trabajo como padres es preparar a nuestros niños para que sepan desenvolverse en el mundo. Si como padres estamos constantemente intercediendo por ellos y protegiéndolos de los problemas de la vida, les estamos haciendo un gran daño. Mucho mejor será si, a través de nuestra guía cariñosa, nuestros hijos aprenden a enfrentar los caprichos de la vida tomando las decisiones correctas.

    Conclusión
    Como decíamos al principio, ¿cuál padre no ha dicho o pensado, al menos una vez en su vida: «este niño me está volviendo loco»? Nuestro pequeño angelito no vino con un manual de instrucciones y ser padres es una tarea para la cual recibimos poco o nada de capacitación, lo que hace que tengamos que ir aprendiendo en el camino con un montón de esfuerzo y errores.

    El ser padres no es fácil, es una inmensa responsabilidad y un trabajo sin fin. Pero no por eso debe enloquecernos. Guiar y moldear el carácter de esos pequeños que tenemos a nuestro cargo es probablemente la tarea más importante y duradera que haremos en nuestras vidas, y debemos ser capaces de disfrutar la experiencia sin volvernos locos en el proceso.

    Así que, decide qué parte de ser padre/madre te trastorna, prueba uno de estos pasos a fin de corregir el problema, y estarás encaminado a un futuro más saludable.


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