• enero 18, 2024
  • Aprendiendo a ser resilientes

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  • Introducción

    Hoy queremos hablar acerca de la resiliencia, o sea, de la capacidad de adaptarnos, recuperarnos, mantenernos firmes y florecer frente a las adversidades o situaciones difíciles de la vida, lo que implica superar obstáculos, aprender de las experiencias y seguir adelante con una actitud positiva.

    ¿Tú has pasado algún momento difícil en tu vida? Yo sí. Muchos. Y sé que me esperan algunos más. Y no me refiero a tragedias, sino a los retos del día a día.

    Y es que, a lo largo de nuestras vidas, nos encontraremos con situaciones difíciles y cambios inesperados. Pero ser resilientes nos da la capacidad de adaptarnos, aprender y crecer a partir de esas experiencias. La resiliencia nos empodera para encontrar soluciones creativas, mantener una mentalidad positiva y mantenernos firmes ante la adversidad. Además, nos ayuda a preservar nuestra salud mental y emocional. En última instancia, ser resilientes nos permite afrontar los desafíos de la vida con valentía y perseverancia, construyendo una base sólida para nuestro bienestar y éxito a largo plazo.

    Para nosotros, los latinos en Estados Unidos, es crucial que desarrollemos la resiliencia. En cierta manera ya lo somos porque tomamos el primer paso que fue dejar nuestros países, familias, amigos y todo lo que formaba parte de nuestra vida y mudarnos acá. Ahora nos toca enfrentar los desafíos y obstáculos únicos que este nuevo entorno nos presenta y perseguir nuestros sueños con determinación y confianza, construyendo un futuro sólido para nosotros y para nuestras comunidades.

    Lucy Hone, es una investigadora que ha pasado toda su carrera estudiando la forma en que las personas reaccionan en los momentos difíciles. Irónicamente, en el año 2014, Lucy vivió su propia adversidad que cambió su vida por completo, cuando su hija de 14 años y su mejor amiga fallecieron en un trágico accidente de carro.

    Después de investigar tanto sobre este tema, Lucy descubrió que las personas resilientes comparten tres características en común.

    * La primera es que entienden que la vida tiene momentos difíciles, que las tragedias no hacen distinción de personas. Estas personas saben que el sufrimiento es parte de la vida, por lo que afecta a todos en algún momento, por lo cual, en vez de preguntarse «¿por qué a mí?», se preguntan «¿por qué no a mí?». Saben que todos enfrentamos momentos terribles y que depende de nosotros decidir si nos hundimos o seguimos adelante.

    * La segunda característica es que las personas resilientes tienen la habilidad de elegir dónde enfocar su atención, es decir, saben que hay cosas que pueden cambiar y otras que no. Lo común es que nos enfoquemos demasiado en los aspectos negativos de la vida. Pero las personas resilientes hacen un esfuerzo intencional por reconocer las cosas buenas en su mundo, incluso en medio de las dificultades.

    * Y la tercera característica de las personas resilientes es que tienen la capacidad de controlar sus pensamientos. Constantemente cuestionan sus pensamientos y experiencias para determinar si son útiles o no en su situación. No se dejan llevar por la desesperación.

    ¡A mí me encantaría ser así de resiliente y tener esas características! La buena noticia es que la resiliencia se logra con la práctica. Si estás dispuesto a esforzarte un poquito, tenemos algunas ideas comprobadas científicamente que te pueden ayudar.

    En su libro Tomorrowmind, la Dra. Kellerman y el Dr. Seligman describen cinco cosas que podemos hacer para aumentar nuestra resiliencia en un 125% en solo tres meses. Ellas son:

    1. Controla tus emociones – Cuando te sientes abrumado por tus sentimientos, no puedes tomar buenas decisiones. Así que baja la velocidad y toma un poco de distancia. Observa y etiqueta tus emociones. Luego, vuelve a evaluar la situación. ¿Realmente es tan terrible? ¿Son útiles esos pensamientos negativos?

    2. Mantén el optimismo – Cuando no puedes ver un resultado positivo posible, es normal sentir que ya no vale la pena intentarlo. Mejor imagina qué sería lo mejor que puede pasar. Mira los problemas como temporales, locales y controlables, para dejar de sentirte sin esperanza.

    3. Flexibilidad mental – Si siempre piensas en lo peor que puede pasar, te darán ganas de rendirte. Tómate un momento para considerar otras posibilidades. Y luego pregúntate cuál crees que es la más probable.

    4. Sé amable contigo mismo – Recuerda que tú también eres importante. Usa esa compasión que sueles tener hacia los demás y bríndate un poco de ella a ti mismo.

    5. Confía en ti mismo – Construye confianza y seguridad en ti mismo al tener pequeños logros con frecuencia. Con el tiempo verás cómo cambia tu percepción de ti mismo. Comienza poco a poco y alcanza muchas metas pequeñas hasta que te veas como «el tipo de persona que siempre alcanza sus metas».

    ¡Todos enfrentamos desafíos en la vida! ¡Todos, sin excepción! Lo importante es cómo vemos esos desafíos y cómo respondemos ante ellos.

    Ustedes saben que yo trato de ver la vida con lentes positivos y cristianos. ¡Me gusta consultar la Biblia para todo!

    La Biblia habla de la importancia de mantener la esperanza y confianza en Dios, incluso en medio de las dificultades. Por ejemplo, el Salmo 31:24 dice: «Ustedes, los que esperan en el Señor, ¡esfuércense, y cobren ánimo!». Esta confianza en Dios y su plan es lo que me ayuda a mí a mantener una perspectiva positiva en los tiempos desafiantes.

    La Biblia también presenta ejemplos de personas que enfrentaron situaciones difíciles y lograron superarlas con la ayuda de Dios. Un ejemplo es el apóstol Pablo, quien enfrentó muchas pruebas y tribulaciones, pero mantuvo su fe y confianza en Dios. En Filipenses 4:13, dice: «¡todo lo puedo en Cristo que me fortalece!». Cada vez que leo este texto recuerdo que, con la fuerza que Dios me da, puedo superar cualquier desafío.

    La Biblia también enseña que los tiempos difíciles pueden ser oportunidades para el crecimiento y el desarrollo personal. En Santiago 1:2-4 se nos anima a considerar las pruebas como una oportunidad para desarrollar la paciencia y la madurez espiritual. Y, en Romanos 5:3-4 se nos dice que las tribulaciones pueden producir perseverancia, carácter probado y esperanza.

    Y también la Biblia enfatiza la importancia de la comunidad y las relaciones de apoyo en momentos difíciles. En Gálatas 6:2 se nos insta a llevar las cargas unos de otros, y en Hebreos 10:24-25 se nos anima a reunirnos y animarnos mutuamente.

    Conclusión

    Hoy hemos recordado que desarrollar resiliencia es fundamental para tener relaciones humanas saludables y enfrentar los desafíos de la vida de manera efectiva. Las personas resilientes entienden que el sufrimiento es parte de la existencia humana y eligen enfocarse en lo positivo, controlando sus pensamientos y emociones.

    Aprender a ser resilientes es posible por medio de prácticas como controlar las emociones, mantener el optimismo, tener flexibilidad mental, ser amable con uno mismo y confiar en uno mismo. Todos enfrentamos desafíos en la vida, pero cómo los enfrentamos y respondemos a ellos marca la diferencia en nuestro bienestar y nuestras relaciones.


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