Hoy traemos un tema muy profundo e interesante, de algo que no se puede ver y de lo que no se habla mucho porque a veces incomoda o porque muchos niegan su existencia. Hablamos de la espiritualidad, y más específicamente de cómo cuidar de nuestra salud espiritual.
Una persona conversando con su doctor le decía que no creía que los seres humanos tuviéramos espíritu, porque nadie nunca había visto un espíritu. El doctor le respondió: entonces yo no creo que los seres humanos tengamos pensamientos, porque he operado miles de cerebros y jamás he visto un pensamiento.
Somos cuerpo y también somos espíritu. Según el diccionario, el espíritu es la gracia que un dios o un ser superior da al hombre para diferenciarse del resto de los animales. El espíritu es definido como el alma racional donde residen el pensamiento, la espiritualidad y la comunión.
La espiritualidad es una parte esencial del ser humano que va mucho más allá de la religión. Es un proceso dinámico que nos permite encontrar sentido a la vida y a nuestra razón de ser.
La espiritualidad humana es definida como la conciencia de una parte de nosotros que no se manifiesta materialmente y que está ligada a algo superior a todos los seres vivos. En religión, la espiritualidad es dirigir la vida y el desarrollo espiritual según las enseñanzas y normas de Dios.
La espiritualidad es, entonces, un valor positivo y superior, ya que es una cualidad que determina, en la mayoría de los casos, un comportamiento coherente con los valores morales y éticos que ayudan al desarrollo individual.
Hace algunos meses atrás cuando tratamos el tema de las fortalezas del carácter según la Psicología Asertiva del Dr. Seligman, vimos que la espiritualidad es una fortaleza dentro de la trascendencia, que es una de las seis virtudes del carácter. La trascendencia describe fortalezas que nos ayudan a conectarnos con el universo en general y dan significado a la vida.
Según Seligman, la persona espiritualmente saludable es la que ha encontrado propósito y significado a su vida.
La espiritualidad también ha sido definida por los científicos como la búsqueda o conexión con «lo sagrado». Lo sagrado podría ser lo bendecido, santo, venerado o particularmente especial. Esto podría perseguirse como la búsqueda de un propósito en la vida o como una estrecha relación con algo más grande que nosotros.
Como fortaleza del carácter, la espiritualidad implica la creencia de que hay una dimensión en la vida que está más allá de la comprensión humana. Se cree que la espiritualidad describe tanto la relación privada e íntima entre los humanos y lo divino, como la gama de virtudes que resultan de las relaciones.
Según otros pensadores, se puede alcanzar una vida espiritual saludable al sentir paz con la vida y cuando logramos encontrar esperanza y consuelo, aun en los momentos más difíciles. La salud espiritual implica la reflexión de nuestras creencias. Lograr un estado de bienestar, armonía y equilibrio en estas áreas nos dará la habilidad para funcionar de manera óptima como ser humano y tener la energía y vitalidad para ser altamente productivos y exitosos en cualquier área de nuestra vida.
La salud espiritual es un elemento indispensable en la salud integral, y es definida con base a tres aspectos primordiales: significado y propósito, la voluntad de vivir y la fe en uno mismo, en los demás y en Dios.
Los hallazgos de investigaciones sobre los beneficios de la fortaleza de la espiritualidad han descubierto que la espiritualidad, a través de la expresión de religiosidad o sentido de significado, proporciona un sentido de estar fundamentado, aumenta el optimismo y ayuda a proporcionar un sentido de propósito para la vida. Estos a su vez contribuyen a una sensación general de bienestar.
También se ha determinado que la creencia de una persona y su grado de espiritualidad está asociada con una mejor salud, calidad de vida y en la velocidad de recuperación de las enfermedades. La espiritualidad puede convertirse en una poderosa fuente de fortaleza, ya que capacita al individuo a hacer cambios positivos en su estilo de vida y a tomar conciencia de cómo las creencias, actitudes y comportamientos pueden afectar positiva o negativamente.
Algunos beneficios concretos son:
* Mejora la autoestima (el aprecio que uno tiene de sí mismo).
* Mejora el sistema inmunológico.
* Disminuye el estrés.
* Mejora la calidad de vida.
* Ayuda a tener una actitud positiva en momentos de crisis.
Ya vimos lo que la psicología opina de la salud espiritual. Ahora veamos lo que dice la Biblia. Una buena salud espiritual constituye una relación íntima con Dios.
Dios, de acuerdo con su misericordiosa fidelidad, alimenta y nutre nuestro espíritu en abundancia de alimento espiritual y otras bendiciones a través de su Palabra, nuestra recepción de la Cena del Señor, la oración, la adoración, el servicio, la comunión, la obediencia, etc.
En Sentido Latino creemos que los hogares vibrantes y espiritualmente saludables hacen lo siguiente:
* ABRAZAN EL EVANGELIO. Tienen un entendimiento claro y seguro de que la salvación proviene sólo de creer en Jesucristo y el perdón de pecados viene sólo a través de la muerte y resurrección de Jesús.
* PRACTICAN DISCIPLINAS ESPIRITUALES. No sólo dicen que la fe es muy importante para su vida cotidiana, sino que buscan activamente hacer crecer su fe a través de la oración, la lectura de la Biblia y la asistencia regular a la iglesia.
* RESPONDEN AL LLAMADO. Estas personas saben que son parte del «sacerdocio de todos los creyentes», que nos toca a todos cuidar de todos. Aceptan la responsabilidad personal de compartir su fe con otras personas.
* CONVERSAN SOBRE LA FE. Su fe es tan integral en su vida, que no pueden menos que buscar activamente oportunidades para compartirla con otros. Aun cuando a veces estas conversación sean difíciles, estas personas se alegran y no tienen miedo hablar sobre lo que Dios significa para ellas en su vida de cada día.
Hay muchas personas que se incomodan cuando se habla sobre la espiritualidad. Pero es necesario que, así como cuidamos nuestra salud física y mental, también cuidemos nuestra salud espiritual. Y la mejor forma de hacerlo es teniendo una relación íntima con Dios quien, en su misericordiosa fidelidad, alimenta y nutre nuestro espíritu y vida.