INTRODUCCIÓN
En la vida siempre tendremos momentos difíciles; algunos de ellos nos marcarán. Estas marcas a veces se pueden ver en unas pocas áreas, y otras llegan a diversas áreas de la vida; a veces de manera superficial y en otros casos de manera profunda, a veces conscientes de ellas y otras no, y a veces en días de celebración como el día del amor o el día de San Valentín, que celebraremos en cuatro días. Para poder amar primero debemos sanar.
En este programa queremos conversar acerca de lo importante que es identificar nuestras heridas y cómo ellas nos afectan, para poder llegar a sanarlas. Así lograremos desarrollar todo nuestro potencial y ser quien realmente se supone que seamos, llegando a vivir plenamente cada área de nuestra vida y amando mejor.
Y para eso hemos hecho uso de unos recursos excelentes desarrollados para latinos por el equipo latino de vivenciar.net donde pueden encontrar un e-book gratis en cuanto a este tema, titulado «SANANDO LAS HERIDAS DEL PASADO», escrito por el psicólogo Renato Erazo. Allí también encontrarán un video corto y motivador y hasta un quiz de autoevaluación. Y como si todo esto fuera poco, allí mismo pueden chatear en forma confidencial con personas dispuestas a escuchar a quienes estén pasando por momentos difíciles. Todo esto lo pueden encontrar de forma gratuita en vivenciar.net.
LAS HERIDAS DEL PASADO
¿Sabías que 2 de cada 3 personas han sufrido alguna clase de trauma o situación adversa en la infancia?
Desde que nacemos, la vida nos va dando diferentes experiencias—tanto positivas como negativas—que van formando nuestro ser, creando nuestras memorias e influyendo en nuestra personalidad. Las experiencias negativas pueden causar heridas o traumas que dejan marcas o cicatrices. Pero de nosotros va a depender si esas experiencias negativas nos destruyen y nos atan al pasado o nos impulsan a seguir adelante con fuerza y osadía para enfrentar y vivir la vida a pleno y con alegría.
Muchas veces esas heridas son inevitables, especialmente cuando son causadas por una tragedia o un desastre natural. Pero aun en esos casos, siempre está a nuestro alcance la posibilidad de sanarlas. Se dice que «el pasado regresa cada vez que no sanamos una herida». Y es cierto que muchas veces seguimos viviendo en el pasado, permitiendo que la sombra de una experiencia negativa nos siga asediando y persiguiendo.
Mientras no hagamos nada, el pasado sigue regresando y cada vez más duro y fuerte, ya sea a través de una enfermedad, ansiedad, ataques de pánico, depresión, culpa, dolor, enojo, olvidos, resentimiento, pesadillas, desconfianza, adicciones… y la lista podría seguir.
Las heridas son diferentes en cada individuo, ya que lo que puede causar dolor a una persona, puede no hacerlo en otra. Por esta razón al sanar nuestras heridas y acompañar a otros a sanarlas, debemos aprender a darle valor a la situación, entender los sentimientos que se vivieron en ella, reconocer qué ha causado dolor y dar un espacio de sanidad. Todo esto es un inicio para sanar, pues reconocemos que nos han lastimado y nos permite encontrar formas de seguir adelante.
Algunas situaciones que pueden causar heridas son:
* Abandono o muerte de un ser querido muy allegado
* Violencia o abuso sexual familiar
* Rechazo o promesas rotas
* Padre/madre adicto
* Divorcio
* Enfermedades graves
* Carencias económicas y materiales
* Falta de amor y cuidado
SÍ SE PUEDE
Aunque no lo creamos o veamos así, todos podemos y tenemos la fortaleza para salir de estas situaciones y sanar heridas. Es importante entender que debemos pasar por un proceso, que a veces será lento, durante el cual poco a poco reconstruiremos nuestra identidad y confianza y volveremos a descubrirnos, conociendo nuestra forma de sanar y mejorar.
Los seres humanos somos resilientes, o sea, capaces de sanar y aprender de lo sucedido, capaces de superar las situaciones adversas que hemos vivido. Aunque estas circunstancias o heridas nos hayan pegado tan fuerte y profundo que no nos permitan ver esa posibilidad, o hayan lastimado nuestro espíritu de tal forma que no veamos el futuro con esperanza, podemos estar seguros de que existen y que están a nuestro alcance.
EL CAMINO A LA SANIDAD
1. Conoce tu herida – Toma toda la información relacionada a esa herida que quieres sanar, evalúala a profundidad y date cuenta del dolor que ocasiona dentro de ti y las áreas de tu vida que ha afectado, de qué forma esto ha tomado control de las situaciones y cómo ha hecho que pierdas el control de ti mismo.
2. Haz un listado de tus detonadores – Hay algunas cosas que te van a hacer estallar o detonarán miedo, tristeza, desesperación. Así como una bomba se inactiva al quitarle el detonador, cuando conoces y desarmas tus detonadores, serás capaz de reaccionar de una manera más sana.
3. Deja de lado la culpa – La culpa es un sentimiento muy destructivo, más allá de a qué o a quién esté dirigida (a ti mismo, a otra persona, a la vida o a Dios). La culpa te ciega y no te deja ver más allá del dolor, convirtiéndose en un juez muy duro y cargándote con un peso incontrolable. Más sano y fructífero es enfocarse en la responsabilidad. La responsabilidad equilibra las cosas, nos hace ver las cosas como realmente son, nos quita todo el peso de nosotros y lo reparte entre todos los implicados.
4. Tú no eres tú dolor – Es importante saber que el dolor no debe definirte a ti ni a tu vida, es solo una parte de ti. El dolor puede apoderase de nosotros y volverse un todo en nosotros, haciendo que solo podamos ver la vida a través de ese lente distorsionado. Recuerda que eres un SER HUMANO, especial y único, que ha pasado por situaciones dolorosas.
5. Busca tus fortalezas – Todos tenemos aspectos positivos y aspectos a mejorar. Enfócate en los aspectos buenos que tienes. Crea un listado de todas tus fortalezas y capacidades. Es mucho más fácil ver solo lo malo y ser muy duros con nosotros mismos. Si este es tu caso, busca personas que te conocen y te quieren bien, y pídeles que te digan qué cosas buenas pueden ver en ti. Luego anótalas y repítelas en voz alta para ti mismo.
6. Desarrolla lo positivo que hay en ti – Como seres humanos no somos perfectos, pero podemos mejorar. Todos podemos mejorar en aspectos como dominar el enojo, ver lo positivo de las cosas, entrenar la paciencia, la disciplina y otros valores, y también podemos desarrollar ciertas cualidades como el ser más amables, respetuosos y cuidadosos con nosotros mismo y con los demás. Lo importante a tener en cuenta es que tú eres quien decide qué mejorar o cambiar, y lo haces a tu propio ritmo.
7. Relaciónate con quienes te ayuden a crecer – A nuestro alrededor siempre vamos a encontrar personas que nos quieren bien y nos ayudan a crecer. El dolor y las heridas hacen que nos alejemos de los demás, e incluso a veces nos acercan a relaciones tóxicas que nos atrapan, nos paralizan y nos lastiman. Por eso debemos conscientemente buscar conectarnos con personas que nos ayuden a enfrentar las situaciones que vivimos, con quienes podamos hablar en confianza y que nos aconsejen sabiamente. Recuerda especialmente a todas las personas que con amor te han ido mostrando el camino y acompañando en la vida: padres, abuelos, maestros, amigos o vecinos.
8. Busca ayuda profesional – No siempre podremos hacerlo solos, y muchas veces necesitaremos la ayuda de un psicólogo, psiquiatra o consejero, alguien que esté capacitado para ayudarnos a ver esa luz al final del túnel que a veces no logramos ver.
CONCLUSIÓN
Tarde o temprano debemos tener el coraje de enfrentar nuestro pasado y las heridas que nos todavía nos duelen y no nos dejan brillar.
Siguiendo el ejemplo de San Valentín, invitamos a que te ames a ti mismo reforzando tus valores y cualidades positivas y acercándote a quienes están dispuestos a acompañarte, valorarte y buscar siempre lo mejor para ti.
Hoy es el mejor momento para dejar atrás el pasado y empezar a vivir una vida nueva y sana en la cual puedas amar y ser amado.