¡FELIZ DÍA DE SAN VALENTÍN!
La historia del Día de San Valentín
El Día de San Valentín es una tradición muy antigua que se cree surgió a partir del festival romano de tres días en honor al dios de la fertilidad, conocido como el festival de las lupercalias. Ese festival caía en la mitad de febrero, marcando así el inicio oficial de la primavera.
Como parte de las celebraciones, varones adolescentes escogían al azar de una caja el nombre de una joven. Las parejas así formadas actuaban como novios durante el festival, e incluso podían terminar casándose.
Con el paso del tiempo, y con la intención de erradicar las celebraciones paganas, la iglesia de Roma lo convirtió en un festival cristiano en memoria de Valentín de Roma, un sacerdote martirizado en el siglo III d.C. El primer día oficial de San Valentín fue declarado el 14 de febrero de 496 por el papa Gelasio.
La historia cuenta que el emperador Claudio II había vetado el matrimonio para los soldados, porque creía que las dos cosas eran incompatibles.
Valentín, por su parte, sostenía que el matrimonio era parte del plan de Dios para el mundo, por lo que violando las órdenes del emperador, realizaba matrimonios en secreto.
Cuando Claudio lo descubrió lo mandó a encarcelar y lo sentenció a la muerte.
Cuenta la leyenda que fue allí donde se enamoró de la hija del carcelero, quien era ciega, por lo que en oración, Valentín le pidió a Dios que la joven tuviera la dicha de poder ver. Durante su traslado a la plaza pública para su ejecución, el 14 de febrero del año 270 d.C., Valentín le entregó a la joven un papel. Ella sin entender el motivo, ya que era ciega, abrió el papel y por primera vez logró ver. Era una carta que él le había escrito y terminaba firmando: «Tú Valentín».
Aunque los primeros cristianos bien pudieron haber celebrado el Día de San Valentín, no fue sino hasta la Edad Media que se esta fecha se empezó a asociar con el amor romántico y el intercambio de regalos.
EL AMOR MAL ENTENDIDO
Hemos aprendido que el amor es:
Posesión…
Esperamos que el otro haga sólo lo que le decimos o permitimos.
Dependencia emocional…
No podemos/queremos enfrentar la vida sin la ayuda del otro.
Apego…
Sentimos la necesidad de estar juntos todo el tiempo.
Propiedad, un contrato con mil y una condiciones…
Creemos que el otro nos pertenece, y por tanto debe cumplir con todas nuestras exigencias.
Atracción y pasión…
Las emociones y las hormonas están a todo vapor
Un mundo en el cual todo es perfecto…
Todo es bueno y lindo, no hay problemas, se puede conversar sobre cualquier tema y no hay obstáculos tan grandes que no tengan solución.
Un sueño con un príncipe azul o una princesa…
La vida es color de rosa, bonita, dulce e intensa.
LA OTRA CARA DE LA MONEDA: EL AMOR VERDADERO
El amor verdadero…
… respeta la libertad e individualidad del ser amado.
… se entrega al ser amado y se alegra al verle crecer, madurar, avanzar.
… cuida, honra y protege al ser amado.
… no pierde la paciencia, pues entiende que ambos son propensos a fallar.
… sigue amando aun cuando las circunstancias sean difíciles.
… no busca su propia satisfacción, felicidad, comodidad o deseo.
… no se irrita, sino que soporta pacientemente los errores del ser amado.
… sabe esperar con paciencia.
… no desea el romanticismo barato de las películas de Hollywood, ni una pasión de fin de semana.
… es capaz de soportarlo todo: enfermedades, problemas, crisis, defectos, conflictos, debilidades, errores, etc.
CÓMO CULTIVAR EL AMOR VERDADERO
Aléjate de las amistades que puedan interferir con tu matrimonio.
Cultiva tu auto estima luciendo lo mejor posible.
Cuida de tus necesidades emocionales.
Busca ayuda profesional para los problemas que no mejoren.
En vez de controlarla, trata de entender a tu pareja.
Pídele a Dios que te ayude.
Perdona a tu pareja y deja ir el resentimiento.
Dale a tu pareja al menos un cumplido cada día.
EL AMOR POR EXCELENCIA
1 Corintios 13:1-13
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso.
El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido.
Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.