Detalle de lo tratado
Introducción
La verdad es que las tragedias nos confunden, nos aturden y nos crean muchas preguntas. Ante una tragedia, muchas personas se preguntan: ¿por qué a las personas buenas les suceden cosas malas? O, ¿por qué a mí? La respuesta es simple: mis faltas le lastiman a usted y sus faltas me lastiman a mí.
Pero también debemos recordar que las tragedias son parte de la vida y no el fin de ella. En este día de Acción de Gracias queremos aprender a remontarnos por encima de las tragedias y encontrar razones para estar agradecidos aún en medio de ellas.
Antes de responder a esta pregunta, quisiera contarles que dos de nuestros hijos ya tienen licencia de conducir. Para obtenerla, tuvieron que pasar primero un examen escrito sobre todas las leyes y señales de tránsito. Después tomaron una clase donde les mostraban videos de accidentes de tránsito y los ponían a manejar supervisados.
Recién después de un año con el permiso de manejo y práctica supervisada, pudieron obtener la licencia de conducir. Y me alegro mucho por ese proceso porque, quien conduce sin conocer las leyes de tránsito o sin ponerlas en práctica, pone en riesgo su vida y la vida de los demás conductores y peatones.
¿Qué tiene que ver todo esto con las tragedias? Así como las leyes de tránsito nos protegen de fatalidades, las leyes de Dios y las leyes civiles están designadas para lo mismo: para nuestra protección y la de nuestro prójimo. Pero cada vez más los seres humanos decidimos vivir como nos da la gana, sin querer obedecer o conocer la ley.
Es entonces cuando mis faltas a la ley resultan en lesiones a mi prójimo y las faltas de mi prójimo me lesionan a mí. Las tragedias y desgracias que enfrenta la humanidad son consecuencia de nuestra desobediencia a las leyes de Dios. Cada quien quiere hacer lo que le plazca sin tener en cuenta a los demás y a Dios.
A las personas buenas les pasan cosas malas porque, en realidad, no hay personas 100% buenas. Todos nos equivocamos y fallamos, y cada una de nuestras faltas tiene consecuencias personales y en nuestra sociedad.
Lo cierto es que no podemos controlar todo lo que pasa en nuestra vida, pero sí podemos controlar cómo respondemos. Los seres humanos tenemos la capacidad de convertir las tragedias en catalizadores para un cambio positivo. Podemos usar las tragedias como gasolina para empoderarnos, fortalecernos interiormente y, sobre todo, para encontrar motivos para estar agradecidos.
Quizás valga la pena que sigamos estos consejos:
Por ejemplo, piensa que esta tragedia te va a ayudar a:
Muchas personas se preguntan por qué a las personas buenas les suceden cosas mala, o ¿por qué a mí? La verdad es que las tragedias son parte de la vida.
En este día de acción de gracias podemos remontarnos por encima de las tragedias y encontrar razones para estar agradecidos. Martin Seligman, pionero de la psicología positiva dijo:
«La vida inflige los mismos contratiempos y tragedias en el optimista y en el pesimista;
pero el optimista las resiste mejor.»
Un corazón agradecido en el día de acción de gracias no es un corazón libre de tragedias, sino un corazón fuerte que decide encontrar motivos para dar gracias en toda situación.
PARA REFLEXIONAR
¿QUÉ NOS DICE LA BIBLIA?
Recursos: