• abril 6, 2023
  • ¿Por qué murió Jesús?

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  • INTRODUCCIÓN

    Mañana conmemoramos el Viernes Santo, el día en que Jesús murió en la cruz, y el Domingo de Pascua celebramos su resurrección. Pero ¿qué tiene que ver todo eso conmigo hoy? Sabemos que estamos en la llamada «Semana Santa» y la gran mayoría de nosotros ya hemos comprado golosinas y pintado huevos para celebrar la Pascua, pero quizás muchos no sepan bien de qué se trata todo esto, o qué significa para sus vidas.

    La Semana Santa comienza con el Domingo de Ramos (o de la Pasión), cuando recordamos el día en que Jesús fue a Jerusalén y una multitud celebró su llegada con palmas; el Jueves Santo recordamos cuando Jesús lavó los pies a sus discípulos y luego celebró la última cena con ellos; el Viernes Santo, recordamos cuando Jesús fue clavado y murió en la cruz; y el Sábado de Gloria es cuando esperamos su resurrección de la muerte el Domingo de Pascua.

    ¿POR QUÉ MURIÓ JESÚS?

    Pero, la pregunta del millón es ¿por qué murió Jesús? ¿Por qué tuvo que morir? ¿Qué tiene que ver eso conmigo?

    Si quieres más información en cuanto a este tema, hemos hecho disponible, de forma gratuita, nuestro folleto titulado «¿Por qué murió Jesús». Lo puedes descargar en la sección de recursos de nuestra página web www.sentidolatino.com.

    En el Antiguo Testamento, el profeta Isaías dice: «El llevará sobre sí nuestros males, y sufrirá; nuestros dolores, mientras nosotros creeremos que Dios lo ha azotado, lo ha herido y humillado. Pero él será; herido por nuestros pecados; ¡molido por nuestras rebeliones! Sobre él vendrá́ el castigo de nuestra paz, y por su llaga seremos sanados.» (53:4-5)

    De acuerdo a Isaías, el sufrimiento de Jesús traería dos cosas: paz y sanación. Pero, ¿cómo puede el «castigo» de un hombre traer paz a otro? ¿Y cómo pueden las marcas de sufrimiento de un hombre sanar a otras personas? Incluso si Jesús realmente fuera el que habría de venir … ¿cómo podría su sufrimiento y muerte en una cruz traer paz o sanidad? Por mejor intencionado que fuera, ¿qué diferencia podría hacer?

    La necesidad de paz implica que hay algún tipo de conflicto, y la necesidad de sanación implica que hay algún tipo de enfermedad. Cuando Dios nos creó, no había conflicto ni enfermedad. Pero luego sucedió́ algo. Algo … absurdo y torpe. Algo que cambió el curso de la historia en este planeta e introdujo el conflicto y la enfermedad. En una palabra: pecado.

    Los primeros seres humanos dudaron las palabras de Dios y pecaron. Ese pecado humano tiene consecuencias naturales lamentables, tanto diarias como eternas. Y aquí es donde entra la cruz de Jesús. Jesús sufrió y murió en la cruz para salvarnos de las consecuencias del pecado. En la cruz Jesús pagó el precio que nuestros pecados habían ganado y borró la deuda en nuestra cuenta. De esta manera, reinstauró una vez más la paz entre nosotros y Dios.

    La cruz de Jesús hizo posible la reconciliación del hombre con Dios. Ya no hay más conflicto, juicios y culpa. Y cuando el enorme peso de la culpa es retirado de nuestros hombros, comienza la sanación. Hay algo acerca de pasar tiempo con Dios y entablar una relación con Él que, a lo largo del tiempo, tiene un efecto curativo.

    ¿QUÉ TIENE QUE VER TODO ESTO CONMIGO?

    La cruz no es un simple recordatorio de un acontecimiento que tuvo lugar hace muchos siglos fuera de Jerusalén, sino el recordatorio del amor de Dios por mí y por ti. Es una señal que nos dice que estamos perdonados y libres de culpa. Es lo que marca nuestra nueva relación con Dios. Es la fuente de la lenta sanación que vamos experimentando con el paso del tiempo. De esta manera, la cruz es la marca de un evento, un cambio en nuestra vida.

    Jesús murió para destruir la tiranía masiva de la oscuridad que había en mi vida y la tuya y para revertir nuestra historia… porque necesitaba paz y sanidad. La Pascua o resurrección de Jesús puede ser un festival continuo, una celebración semanal. De hecho, los primeros cristianos eligieron el domingo para ir a la iglesia porque ese fue el día que Jesús se levantó de entre los muertos. Cada día de nuestra vida puede ser un día de Pascua, con un funeral y una resurrección cuando, con arrepentimiento, hacemos morir a nuestras viejas costumbres y pecados permitiendo que nazca una nueva persona con perdón y pureza.

    BORRÓN Y CUENTA NUEVA

    La muerte de Jesús tiene TODO que ver con nosotros hoy. Significa que Dios nos da la oportunidad de tener un borrón y cuenta nueva CADA DIA. Gracias al sacrificio de Jesús, cada vez que tropiezo puedo volver a comenzar porque Jesús me perdona y me ayuda a ser mejor.

    Alguien dijo que «a veces nos toca transitar en la vida por períodos de gran dificultad y nos sentimos tan frustrados que queremos hacer borrón y cuenta nueva y comenzar de cero«.

    Eso es exactamente lo que Jesús hizo por nosotros al dar su vida para pagar nuestra culpa y luego resucitar. Jesús hizo borrón y cuenta nueva para que podamos comenzar de cero. Y él nos capacita y empodera para que cada día veamos en dónde estamos y hacia dónde queremos ir.

    CONCLUSIÓN

    Mañana conmemoramos el Viernes Santo, el día en que Jesús murió en la cruz, y el Domingo de Pascua celebramos su resurrección. Entonces, ¿qué tiene que ver todo eso contigo hoy? Bueno, a menos que tú seas la única persona perfecta en el mundo, quien jamás se ha equivocado y quien tiene la certeza de que jamás se equivocará en el futuro, tiene todo que ver contigo. Jesús decidió sacrificar su vida en la cruz precisamente porque sabe que eres pecador, imperfecto y que necesitas perdón y sanidad todos los días. Gracias a lo que él hizo por ti, puedes vivir libre de la culpa del pecado y comenzar de nuevo.

    En honor al sacrificio de Jesús por nosotros, ¿nos permites hacer una oración contigo?

    Dios misericordioso, confesamos que somos por naturaleza pecadores e injustos. Hemos pecado contra ti en pensamiento, palabra y obra, por lo que hemos hecho y por lo que hemos dejado de hacer. No te hemos amado con todo nuestro corazón; no hemos amado a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Con justicia merecemos tu castigo presente y eterno. Por tu Hijo Jesucristo, ten piedad de nosotros. Perdónanos, renuévanos y guíanos, para que podamos deleitarnos en tu voluntad y caminar en tus caminos para la gloria de tu santo nombre. Amén.

    Que en lo que falta de esta Semana Santa, puedas descansar en la promesa que:

    «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
    para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna»
    Juan 3:16


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