Detalle de lo tratado:
Introducción
La superioridad
El saberlo todo
La necedad
El estar a la defensiva
Introducción
Seguimos con el tema de las diferentes actitudes frente a las situaciones que se nos presentan en la vida. Como ya hemos dicho antes, muchas veces éstas son el resultado de la influencia de las personas que nos formaron y de su filosofía de vida.
No podemos dejar de lado que nuestras actitudes, independientemente de cuál sea su origen, afectan a terceros. Pero, al final del camino, los más afectados somos nosotros mismos.
Es importante reconocer que los pensamientos, emociones y actitudes, dirigen nuestro comportamiento. ¡Y todos son controlables! Por eso es muy importante que tengas un plan de acción para que vivas en plenitud la vida que Dios te ha dado. Tú decides la calidad de tu vida.
Descripción
Muchas personas muestran un aire de superioridad ante los demás, considerándolos social o intelectualmente inferiores a ellos. Su trato es irrespetuoso, impaciente y falto de todo tacto. Solamente dictan órdenes pero son incapaces de cumplirlas, como hemos visto en esta trágica pandemia que estamos viviendo.
Todos conocemos a alguien que siempre anda con la cabeza bien alta, que parece dominar todo y que da la impresión que los demás nunca vamos a estar a su altura. En otras palabras, personas orgullosas que se creen mejores que los demás, para las cuales la modestia no es más que una palabra sin sentido.
Pero… ¿será que hay algo más?, ¿puede que sea una máscara para ocultar un tremendo complejo? En realidad, detrás de esa aparente superioridad ocultan un problema mucho más profundo, una situación que tratan de alimentar con esa autosuficiencia simulada, pero que nunca van a lograr saciar: una baja autoestima. En un afán por sentirse mejor con ellas mismas, estas personas disimulan su inseguridad humillando a los demás.
Su impacto
¿Qué mensaje está enviando con esa actitud? Al actuar de esa manera, está ignorando los talentos y habilidades de la otra persona, considerándose a sí mismo como el único capaz, inteligente o digno del éxito. Esa actitud daña la autoestima de los demás, especialmente de quienes son inseguros.
Sin embargo, al analizar el trasfondo de esta actitud, vemos que, en realidad, esa persona está ocultando sus propias inseguridades y temores.
Plan de acción
Descripción
¿Por qué algunas personas siempre creen tener la razón? ¿Qué se logra con esa actitud? ¿Es fácil sostener una conversación con una persona así? ¿Realmente escuchamos lo que dicen los demás, o nos encanta escuchar solo nuestra voz? ¿Por qué nos cuesta escuchar a los expertos y seguir sus instrucciones?
Las personas sabelotodo suelen dar lugar a problemas en las relaciones personales o profesionales. Su forma de actuar nos irrita: quizás tengan más conocimientos y experiencias que nosotros, pero eso no les da derecho a ir por el mundo como si lo supieran todo, como si siempre tuvieran razón.
Su impacto
Hay una calcomanía que dice: «Las personas que creen saberlo todo resultan muy molestas, especialmente para los que sabemos todo». Parece chistosa, pero los criticones, los religiosos que quieren defender su fe, los ancianos que quieren demostrar sus conocimientos para no sentirse inútiles, los que quieren tener siempre la última palabra, son algunos de los sabelotodos que no saben cómo frenarse.
Plan de acción
Descripción
La necedad se caracteriza por la ignorancia y por actuar de manera desacertada. La necedad es una actitud impropia que adoptan algunas personas tercas que insisten en llevar a cabo una acción sin medir sus consecuencias ni tomar en cuenta los consejos dados, por lo que actúan de manera torpe e, incluso, ignorante.
La necedad de las personas demuestra poca sabiduría y lo desinteresados que son al actuar de manera incorrecta y poco inteligente, y también puede generar actos de maldad por actuar sin medir las consecuencias de lo que se hace. La necedad también demuestra la imprudencia de muchos actos de rebeldía que generalmente terminan mal porque se parte de ideas tontas que no llevan más que a problemas mayores.
Proverbios 22:3 dice: «El que es inteligente ve el peligro y lo evita; el que es tonto sigue adelante y sufre las consecuencias».
Su impacto
Si alguien menciona algo y tú le dices: «a quién le importa eso», lo estás hiriendo con tu actitud necia. Aun cuando su aporte o intervención te parezca inútil o innecesaria, puedes decir: «gracias por tu aporte». De lo contrario, el mensaje que envías es «tú no me interesas» o «tu idea no es importante». En cualquiera de los casos, le faltaste el respeto y le hiciste sentir insignificante y sin valor. A ti podría costarte el pensar que sólo tus opiniones e ideas valen la pena, y puedes ocasionar una ruptura en tus relaciones.
Como dijo el comediante romano Terencio del siglo I a.C.: «Cuando se puede evitar un mal es necedad aceptarlo».
Plan de acción
Descripción
Todos hemos escuchado decir que a veces «la mejor defensa es un buen ataque». Y esto puede ser cierto, especialmente con respecto a la guerra y los deportes. Pero cuando lo aplicamos a la vida de todos los días, no es tan así.
Un ejemplo clásico y bastante cotidiano es el del esposo que le comenta a su esposa lo rica que le quedó la comida ese día. Ante ese comentario ella replica: «¿Qué quieres decir? ¿Estás insinuando que normalmente no cocino bien?» Ante esa reacción, es normal que el hombre se enfade y la escena termine en una discusión o en un silencio glacial.
Cuando estamos a la defensiva, reaccionamos a cada comentario como si fuera una amenaza o ataque personal. La persona defensiva no acepta sus errores y justifica sus acciones, encontrando una razón para cada una de ellas. Para aceptar la responsabilidad de nuestros actos es necesario ser responsable y emocionalmente maduro.
Hazte las siguientes preguntas: ¿Defiendes siempre tus acciones? ¿Reaccionas acusando o echándole la culpa a los demás de las cosas que te suceden? ¿Haces comentarios hostiles? ¿Haces comentarios sarcásticos? ¿Te manejas con indirectas?
Su impacto
Muchas veces, la actitud defensiva surge del miedo a que los demás nos hieran. En otras ocasiones es porque pasando por una situación de mucho estrés y cualquier hecho hace sonar las alarmas. En otros casos, es porque existe un profundo temor al rechazo y una baja tolerancia a la crítica. Otros adoptan una postura defensiva para proteger un cierto espacio. Otra razón que lleva a muchas personas a estar a la defensiva es un resentimiento. En el fondo, la actitud defensiva esconde a una persona insegura.
Estar a la defensiva es una señal de que necesitas hacer un alto en el camino y evaluar cómo has llegado a ese punto. Esa actitud te limita como persona y afecta a quienes están a tu alrededor porque siempre terminas atacándoles.
Plan de acción
Aquí tienes algunas sugerencias para evitar que esta actitud se convierta en un patrón en tu vida.
Recuerda lo que dijo el emprendedor escocés Thomas Dewar: «La mente es como un paracaídas, trabaja mejor cuando está abierta».