Noemí: Estamos casi prontos para la llegada de la Navidad. ¡Qué emocionante! ¿No te parece, papi?
Luciano: Bueno……………… sí.
N: Oye, ese «sí» no ha sonado para nada convencido. ¿Qué te pasa?
L: Es que son muchas las personas que se van a perder la Navidad.
N: ¿Pero cómo, papi? ¿Cómo puede alguien perderse la Navidad con toda la publicidad que hay en la radio y la televisión, todas las promociones que se hacen cada año para esta fiesta, y si ya hace meses que la gente viene preparándose? Mira, hasta los negocios y las casas ya han estado decorados por mucho tiempo. ¿Por qué dices eso, papi?
L: Lo digo porque, si bien es cierto que muchos celebran la Navidad cada año, la mayoría no sabe de qué se trata. A pesar de toda la publicidad, las promociones y las decoraciones que hay, la mayoría de la gente se la va a perder porque no saben lo que la Navidad realmente significa.
N: Pero todo el mundo sabe que en la Navidad se celebra el nacimiento del Niño Jesús, ¿no? Entonces se supone que la Navidad es un tiempo para enfocarse en su nacimiento.
L: Sí, Noemí, tienes razón. Pero hasta nosotros podemos quedar atrapados en el torbellino de actividades que rodean a la Navidad (muchas de ellas inútiles) y perder el significado verdadero que ella tiene.
N: Es cierto. Pero ¿será que siempre habrá sido así?
L: No puedo decir con certeza que SIEMPRE haya sido así, pero creo que sí podemos tomar como referencia lo que nos dice la Biblia acerca de la primera Navidad. Sabemos que José y María, que vivían en Nazaret, tuvieron que ir a Belén a registrarse en el censo que se llevaba a cabo en esos días.
N: Lucas 2:7 dice: «Y allí [María] tuvo a su hijo primogénito; y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en ese albergue.» ¿Te das cuenta, papi, que María tuvo que hacer todo prácticamente sola?!!! Porque los hombres por lo general no son de mucha ayuda en esas circunstancias, y acá no dice nada que tuviera una partera que la ayudara. ¡Pobrecita!
L: ¡Sí, y qué duro debe haber sido! Yo me pregunto, dónde estaba el posadero. ¡Seguramente él podría haberles dado una mano! La Biblia no nos dice nada, pero si su posada estaba llena, seguramente estaba muy ocupado atendiendo su negocio.
N: Ahora entiendo. Hay muchas personas que son como el posadero: dedican su vida a llenarse con cosas sin importancia (dinero, poder, fama, posesiones) y se pierden a Dios, que es lo más importante. Pero es que es muy difícil renunciar a los planes y al estilo de vida que uno tiene, cuando los mensajes que recibimos del mundo que nos rodea nos dicen que somos los dueños de nuestro destino.
L: Sí, es cierto. Es más fácil ser el amo y señor de mi vida y el rey de mi pequeño reino. ¡Pero nos estamos olvidando que el reino de Cristo es mucho más glorioso!
N: Bueno, pero no creo que ese sea el caso de LA MAYORÍA del mundo.
L: No necesariamente. Pero ¿y qué de los que son indiferentes a todo lo que tiene que ver con Dios? ¡Cuántas personas conocemos tú y yo que se creen moralmente superiores y tan auto suficientes, que dicen no necesitar creer en nada o en nadie porque ellos se las pueden arreglar por sí mismos!
N: En esto te tengo que dar la razón. Lamentablemente, yo conozco muchas personas así, especialmente entre los jóvenes universitarios. Creo que tienen como un orgullo que no les permite ver o reconocer la necesidad que tienen de ser restaurados por Dios, y por eso lo ignoran.
L: Y hay muchas otras personas que van a estar tan ocupadas invirtiendo su tiempo, sus recursos y sus energías en preparar y celebrar los rituales que rodean a la Navidad, que se van a perder la realidad del nacimiento del Hijo de Dios.
N: O también quienes han nacido y crecido en una familia cristiana y para ellos la Navidad es una fiesta más que celebran en la iglesia, pero no les afecta ni el corazón ni la vida… Me parece que valdría la pena hablar un poco sobre el verdadero significado de la Navidad. Si yo te pregunto qué significado tiene la Navidad, ¿qué dirías?
L: Yo diría que la Navidad marca el momento en que Dios se hizo hombre para venir a este mundo y llevar a cabo el sacrificio que era necesario para reconciliarnos con nuestro Creador, para que así podamos conocer su amor inexplicable y disfrutar de su compañía ahora y por la eternidad.
N: Y fíjate que Dios, siendo todopoderoso, bien pudo haber elegido una familia diferente para su Hijo, una que fuera rica, poderosa o importante. Sin embargo, eligió a una familia pobre y desconocida.
L: ¡Es que Dios mira al corazón y no a las apariencias o a las cosas que hacemos o tenemos! La Navidad no se trata de regalos, decoraciones, tarjetas y galletas, ni tampoco de tener una Navidad perfecta, sino del regalo del Hijo de Dios. Se trata del perdón, la paz, la alegría y la esperanza que su vida, muerte y resurrección nos traen para esta vida y la próxima.
N: ¿Qué les dirías, papi, a esas personas que están tan enfocadas en su trabajo o en su vida profesional, que no tienen tiempo para celebrar la Navidad?
L: Les diría que por un momento consideren su futuro y las cosas que son realmente importantes: nadie trabaja para siempre y nadie vive para siempre. Jesús vino para que tengamos un lugar donde vivir como hijos de Dios para siempre en su creación perfectamente restaurada.
N: ¿Y qué de tantas personas que ni quieren pensar en la Navidad porque o están apartadas de sus familias por heridas del pasado, o no pueden pasar una sola Navidad en familia sin que haya una pelea?
L: Jesús vino al mundo para sufrir y morir por nuestras palabras y hechos hirientes. Él nos da fuerza y paciencia para superar el dolor y comenzar de nuevo, y también para evitar las peleas. Quizás este año necesites limitar el tiempo que pasan juntos, pero no tiene por qué ser así para siempre. Y si lo es, recuerda que en la próxima vida disfrutaremos de estar juntos para siempre.
N: Algo que sí es difícil es celebrar la Navidad cuando se ha perdido recientemente a un ser querido. Es como que en esta fecha se siente más su ausencia.
L: Y es cierto, Noemí. Pero justamente es la mejor fecha para recordar que ese Niño de Belén nació para conquistar la muerte con su propia muerte y resurrección. La vida o la muerte pueden separarnos de nuestros seres queridos, pero nada puede separarnos de Jesús ni ahora, ni por la eternidad.
N: Muchas veces pensamos que si nos escondemos de los problemas de la vida por un día, vamos a tener una Navidad perfecta. ¿Pero quizás los problemas de la vida nos muestren la razón por la cual hubo una primera Navidad?
L: Es por todo esto que Jesús sigue viniendo en cada Navidad: para que TODOS tengamos la oportunidad de tener un encuentro transformador y salvador con él.
Ya se nos está acabando el tiempo, pero antes de irnos quiero hacer una pregunta para que cada uno de nuestros oyentes reflexione: ¿Dónde te encuentras tú en esta Navidad? Recuerda que la Navidad se trata de lo que Dios hizo al enviar a su Hijo a restaurar tu relación con él y con tu prójimo.
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