Para los cristianos, la capacidad de alcanzar nuestras metas y propósitos está conectada con nuestra fe en Dios. A menudo enfrentamos desafíos que parecen insuperables, pero la Escritura nos enseña que, con la ayuda de Dios, podemos superar cualquier barrera y lograr los propósitos de Dios. Confiar en Cristo nos da el poder para alcanzar nuestras metas de acuerdo con Su voluntad. La Biblia nos dice en Filipenses 4:
“Pues todo lo puedo hacer por medio de Cristo, quien me da las fuerzas” (Filipenses 4:13 NTV).
La Escritura nos enseña que establecer metas con un propósito divino y depender de la fuerza de Cristo nos capacita para superar obstáculos y alcanzar nuestros objetivos. Al confiar en Dios, podemos enfrentar cualquier desafío con la certeza de que Él nos fortalece y nos dirige hacia el éxito, conforme a Su plan supremo y eterno.
La sabiduría es uno de los atributos más valorados en la vida, pues guía nuestras decisiones y nos ayuda a vivir vidas plenas, productivas, y de servicio a los demás. En un mundo lleno de decisiones complejas, de infinitas opciones y de mucha maldad y engaño, la sabiduría de Dios nos ofrece claridad y dirección. Escucha lo que nos dice Dios a través del apóstol Santiago (1):
“Si necesitan sabiduría pídansela a nuestro generoso Dios, y él se la dará” (Santiago 1:5a NTV)
Recibir la sabiduría de Dios es esencial para vivir una vida que refleje Su voluntad y experimente Su paz y estabilidad. Por lo tanto, hoy te invito a que medites sobre esto y te acerques a Dios en oración pidiéndole que bendiga tu vida con Su sabiduría.
La empatía es una cualidad esencial en la vida cristiana que nos permite conectar con los demás a nivel emocional y espiritual. Es la capacidad de ponerse en el lugar del otro, de compartir sus alegrías y tristezas, y de mostrar amor genuino. La Biblia nos llama a vivir en armonía y a ser sensibles a las necesidades y sentimientos de los demás, reflejando así el amor de Cristo en nuestras relaciones diarias. En Romanos 12, la Palabra de Dios nos dice lo siguiente:
“Alégrense con los que están alegres y lloren con los que lloran” (Romanos 12:15 LBLA)
Hoy te invito a que reflexiones sobre cómo cultivar una mayor empatía en tu vida para así fortalecer tus conexiones y relaciones con quienes te rodean, teniendo en cuenta que ser empático te permite ser una fuente de consuelo y apoyo en tiempos de dificultad.
La amabilidad no se limita a simplemente mostrar una actitud agradable, sino que es una forma de vivir que demuestra compasión y perdón. Ser amables implica tratar a los demás con respeto y empatía. Cuando somos amables, el amor de Dios se manifiesta a través de nosotros y creamos un entorno en el que las relaciones pueden florecer. La Palabra de Dios nos instruye a ser amables y misericordiosos, como leemos en Efesios 4, donde dice:
«Por el contrario, sean amables unos con otros, sean de buen corazón, y perdónense unos a otros, tal como Dios los ha perdonado a ustedes por medio de Cristo» (Efesios 4:32 NTV)
La amabilidad genuina tiene el poder de sanar heridas, resolver conflictos y construir puentes entre las personas. Por lo tanto, hoy te insto a que adoptes la amabilidad como tu estilo de vida y que siempre estés dispuesto a sonreír.
La hipocresía, o la discrepancia entre lo que profesamos y cómo vivimos, es una preocupación constante en la vida cristiana. Jesús nos advierte contra la hipocresía, llamándonos a vivir una vida de autenticidad y coherencia con nuestros principios y creencias, siendo auténticos en nuestra fe y en nuestras acciones. Jesús bien lo dice en Mateo 15:
“Este pueblo me honra con sus labios, pero su corazón está lejos de mí” (Mateo 15:8)
Decir una cosa pero hacer otra crea una brecha entre lo que afirmamos y lo que realmente somos. Reflexionemos hoy sobre la importancia de evitar la hipocresía y vivir de acuerdo con los valores que profesamos. Porque al ser sinceros y coherentes en nuestra vida diaria, honramos a Dios.
El hábito de posponer es una tendencia común que nos afecta a muchos de nosotros. Sin embargo, además de retrasar nuestras tareas y responsabilidades, este hábito también interfiere con la efectividad en nuestra vida diaria ya que, en lugar de enfrentar nuestras obligaciones y desafíos tendemos a aplazarlos, lo que puede llevarnos a la falta de cumplimiento en nuestras responsabilidades.
Y cuando fallamos en nuestros compromisos con los demás, afectamos nuestras relaciones. La postergación en cumplir promesas, atender necesidades o mostrar amor, puede causar heridas en nuestras relaciones interpersonales. Dios nos dice en 1 Corintios 16:
“Y hagan todo con amor” (1 Corintios 16:14)
Hacer las cosas con amor implica ser diligentes en nuestras responsabilidades y compromisos, sin demoras innecesarias. Hoy te aliento a que te propongas cumplir con tus compromisos a tiempo, demostrando así amor genuino y respeto por los demás.
La honestidad y la transparencia en la forma en que nos comportamos, interactuamos y relacionamos con los demás genera confianza y fortalece nuestras relaciones. La sinceridad se refleja en cómo tratamos a los demás. Para cultivar relaciones auténticas y saludables, es fundamental que seamos sinceros y nos despojemos de toda mentira y engaño. La Palabra de Dios nos dice en Colosenses 3:
“No se mientan unos a otros, porque ustedes ya se han quitado la vieja naturaleza pecaminosa y todos sus actos perversos” (Colosenses 3:9 NTV).
Ser sincero con los demás significa ser verdaderos en nuestras palabras y acciones, evitando el doble discurso o las medias verdades. La sinceridad es más que una simple cualidad: es una manifestación de la transformación que ocurre cuando nuestro corazón y nuestras acciones están alineados con la verdad de Dios.
Dios sabe perfectamente bien lo que estás viviendo hoy y no quiere que desmayes, ni tampoco que te rindas. No te desanimes porque no todo se ha perdido. En el Señor siempre hay esperanza. La Palabra de Dios nos dice:
Abriré ríos en los montes, y manantiales en medio de los valles;
en el desierto abriré estanques de agua, y manantiales en la tierra seca.
Isaías 41:18
En la vida hay momentos llenos de alegría y otros llenos de tristeza. Pero en todos ellos, el Señor Jesús está presente. Sigue hacia adelante confiando y descansando en su poder y promesas. Él prometió estar contigo todos los días hasta el fin, y así lo hará.
Todos tenemos problemas serios, cargas pesadas, batallas que pelear y situaciones difíciles a las que nos tenemos que enfrentar. Muchas veces todas estas cosas nos inquietan y perturban. Pero recuerda que no estás solo: Jesús está contigo y te trae paz en medio de la tribulación o la tormenta. En la Biblia, el salmista dice:
En paz me acostaré, y asimismo dormiré;
porque sólo tú, Jehová, me haces vivir confiado.
Salmo 4:8 (NTV)
Confía en el Señor. Él te ayuda en tus problemas, pelea tus batallas e interviene en las dificultades que te estén perturbando y no te permitan conciliar el sueño. Cuando pones tu confianza en Dios, Él llena de gozo tu corazón y puedes acostarte tranquilo, dormir en paz y vivir confiado. Con Jesús siempre puedes tener paz en medio de la tormenta.
El respeto mutuo en el matrimonio es un reflejo del amor y el compromiso que Dios nos llama a tener unos con otros. Por lo tanto, debemos esforzarnos por mantener una relación saludable y duradera, reconociendo la dignidad, los sentimientos y las opiniones de nuestro cónyuge. Cuando ambos esposos se tratan con respeto mutuo, están fortaleciendo su vínculo y edificando un matrimonio sólido sobre una base de amor y compromiso. En Efesios 5, leemos las siguientes palabras:
«… Cada hombre debe amar a su esposa como se ama a sí mismo, y la esposa debe respetar a su marido» (Efesios 5:33 NTV)
Esto solo podemos lograrlo cuando imitamos a nuestro Dios. Es decir, cuando tratamos a todos con amor, así como Cristo nos amó a nosotros, al ir a la cruz en obediencia al Padre celestial y dar su vida como sacrificio para nuestro perdón y salvación. Hagamos del respeto una prioridad en nuestro matrimonio hoy y siempre, bendiciendo así a nuestro cónyuge y glorificando así a Dios.