¿A quién obedeces?

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La manera en que decidimos conducir nuestra vida nos llevará al éxito o al fracaso, a la alegría o la desdicha. Pero Dios no nos creó para que vivamos en desdicha y angustias, sino con un propósito claro y coherente con su amor por nosotros: para ser bendecidos y de bendición. La Biblia nos enseña lo que debemos hacer para cumplir ese propósito. Nos dice en Deuteronomio 30:19-20:

… he puesto ante ustedes la vida y la muerte, la bendición y la maldición.
Escoge, pues, la vida, para que tú y tu descendencia vivan; y para que ames al Señor tu Dios,
y atiendas a su voz y lo sigas, pues él es para ti vida y prolongación de tus días.

Pídele a Dios, pídeselo de corazón, que te ayude a elegir siempre la vida que él te ofrece.

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