Hoy queremos hablar acerca de las decisiones y emociones que enfrentamos durante el mes de las fiestas.
Diciembre llega con sus luces, su música, los tamales y las fotos familiares. Pero también trae muchas decisiones: ¿Con quién vamos a celebrar? ¿Por qué siento culpa después de comer? ¿Qué hago cuando mis hijos ya no quieren pasar las fiestas en familia?
Si eres latino viviendo en los Estados Unidos, probablemente ya hayas enfrentado alguno de estos dilemas. Porque entre nuestras raíces, nuestras costumbres y nuestras nuevas realidades, a veces terminamos sintiéndonos un poco perdidos y nos preguntamos: ¿qué sentido tiene esto?
Hoy queremos hablar sobre cómo dar pasos prácticos que ayuden a recuperar el enfoque, el gozo y el propósito en este mes de las fiestas de Navidad, así que vamos a considerar algunas situaciones comunes.
Este es uno de los temas más difíciles para muchas parejas. ¿Pasamos Navidad con mis suegros o con mis papás? ¿Y el Año Nuevo? ¿Vamos a viajar? ¿Y qué pasa si alguien se enoja?
Según el artículo “Ventajas e inconvenientes de pasar las vacaciones con otras familias” de Martín Piñol (El País, 2024), compartir las fiestas con otras familias puede ser una bendición si hay buena comunicación, pero también una fuente de estrés si no se ponen límites claros.
Esto tiene sentido, ya que venimos de culturas donde la familia extendida es central, donde lo normal es que “todos vengan a la casa de mamá”. Pero al formar una familia nueva, a veces necesitamos crear nuevas formas de celebrar. Así que aquí van unas sugerencias prácticas al respecto:
• Alternar cada año: un año con la familia de uno, el otro año con la otra.
• Hacer celebraciones separadas: por ejemplo, Nochebuena con una familia, y Año Nuevo con la otra.
• Si la tensión es mucha, se puede tener una celebración solo con el núcleo familiar y visitar al resto de la familia en fechas cercanas.
• Comunicar las decisiones con respeto, evitando frases como “ya no quiero ir con ustedes”, y usando otras como “este año queremos intentarlo diferente”.
Tomar estas decisiones puede doler y quizás ser motivo de enojo para algunos, pero hacerlo con claridad y amor fortalece las relaciones. Y eso sí tiene sentido.
Para apoyarte en este tema, te invitamos a descargar gratis el folleto titulado “Límites sanos”, en la sección de Recursos de sentidolatino.com.
No hay diciembre sin tamales, pan dulce, arroz con leche, pozole… y sin el comentario de algún tío diciendo: “¿Y tú no ibas al gimnasio?”
El cuerpo puede lidiar bien con una o dos comidas abundantes, pero el problema está en cómo nos sentimos después: culpables, incómodos, y a veces con una necesidad de “compensar”, castigándonos con dietas o comentarios crueles.
Claudia Vila Galán, en su artículo “Comentarios que sobran en las cenas de Navidad” (El País, 2024), recuerda que muchos de estos comentarios sobre el cuerpo vienen de generaciones donde hablar así era común… pero no por eso es saludable.
¿Tiene sentido comer en familia si después pasamos días llenos de culpa y vergüenza?
• Disfrutar la comida sin remordimientos. Una comida no define nuestra salud.
• No hacer ni permitir comentarios negativos sobre el cuerpo. Cuando alguien los hace, responder con humor o con un cambio de tema.
• Planificar actividades que ayuden a sentirse bien sin caer en extremos, como salir a caminar, bailar con la familia, jugar con los niños, etc.
• Agradecer. Cada comida compartida es un regalo, no una carga.
Cuando te enfocas en el gozo, en la compañía, en el amor que rodea esa mesa, tu vida tiene más sentido. No se trata de contar calorías, sino bendiciones.
Este tema puede doler. Como mamá o papá, uno espera que las fiestas sean un momento de unión. Pero a veces, los hijos ya adolescentes o adultos jóvenes dicen: “Este año voy a pasar Navidad con mis amigos”. Y eso duele, porque se siente como si las tradiciones familiares ya no significaran nada.
Pero ¿y si lo vemos desde otro ángulo? ¿Y si esto también puede tener sentido?
• Hablar con nuestros hijos desde el amor, y no desde la culpa. En lugar de decir “¿Cómo me haces esto?”, podemos decir: “Entiendo que quieras estar con tus amigos, pero me gustaría poder tener un momento especial contigo”.
• Negociar un tiempo significativo juntos: un desayuno especial, una noche de juegos, ver una película navideña.
• Aceptar que crecer también significa soltar. El vínculo familiar no depende de una fecha específica, sino del amor constante.
• Recordar que lo sembrado está ahí. Tal vez no se vea igual, pero sigue dando fruto. Cuando aceptamos esto con gracia, estamos abriendo la puerta a nuevas formas de conexión. Y eso también es amar.
En Lucas 2:10-11, el ángel les dijo a los pastores: “No teman, que les traigo una buena noticia, que será para todo el pueblo motivo de mucha alegría. Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es Cristo el Señor” (RVC).
¿Sabes dónde estaban esos pastores? En el campo, trabajando. No estaban decorando un árbol, ni preparando un banquete. Estaban en su rutina diaria… en la parte de la vida que a veces no parece tener sentido. Y justo ahí, Dios les habló.
La historia de la Navidad no comienza con luces ni fiestas, sino con un nacimiento en un establo. Un lugar sencillo, silencioso. Pero lleno de sentido eterno. Jesús nació para traerte paz, para perdonarte, para darte una identidad que no depende de lo que logres ni de cómo o con quién celebres.
Tu vida tiene sentido no porque todo salga perfecto en Navidad, sino porque Él vino a encontrarte donde estés. Así que, si hoy estás enfrentando decisiones difíciles, si te sientes solo, si el ruido de la fiesta no llena tu vacío… escucha esta buena noticia: Cristo ha nacido para ti. En Él, tu vida tiene sentido.
Diciembre puede ser una bendición… o un torbellino. A veces sentimos que nada tiene sentido: ni la comida, ni los cambios familiares, ni los conflictos con nuestra pareja.
Pero hoy te invitamos a vivir este mes con intención. A tomar decisiones con amor. A disfrutar sin culpa. A dejar ir lo que no puedes controlar… y a abrazar lo que de verdad importa.
Tu vida tiene sentido cuando eliges amar, cuando eliges escuchar, cuando eliges vivir con propósito.
Gracias por compartir este tiempo con nosotros. Es nuestra oración que, más que un evento, estas fiestas sean una oportunidad para vivir con sentido.
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