Los padres tenemos el privilegio de enseñarles a nuestros hijos el amor de Dios y el amor al prójimo. Por lo tanto, tus actitudes y acciones tendrán una gran influencia en sus vidas.
Jesucristo nos ha dicho: «El que ama a Dios, ame también a su hermano.» 1 Juan 4:21
Piensa por un momento: ¿estás mostrándoles a tus hijos que amas a Dios y a tus prójimos? ¿Qué imagen de Dios se están formando a través de tu vida? ¿La de un Dios lejano y distante que juzga y castiga, o la de uno que perdona, acompaña y atiende las necesidades de la familia?
¿Te has detenido a pensar con qué principios y valores están creciendo tus hijos? Porque si algo es cierto, es que tanto la televisión como los amigos y la escuela, los están formando… pero no necesariamente con los principios y valores que tú tienes.
La propuesta que te hacemos hoy es que seas intencional en la crianza de tus hijos. En otras palabras, que compartas con ellos, tanto con palabras como con el ejemplo, los valores que les ayudarán a crecer en forma saludable y a ser adultos contribuyentes a la sociedad. Como aconseja el conocido proverbio bíblico:
A los padres se nos ha encomendado una tarea importantísima: criar y educar a nuestros hijos de tal manera que se conviertan en adultos sanos, útiles y productivos. Si bien a veces nos sentimos apabullados con semejante tarea, no debemos olvidar que también se nos ha dado la capacidad y los recursos para hacerlo.
Hoy te alentamos a que te mantengas firme en la crianza de tus hijos, sabiendo que hay Alguien que siempre está dispuesto a darte ayuda como leemos en la Biblia:
¿Qué lugar ocupa el dinero en tu vida? ¿Eres capaz de controlarlo, o él te está controlando a ti? ¿Sacrificas el tiempo que podrías estar con tu familia para trabajar más y ganar más dinero? ¿Sientes envidia por quienes tienen más o mejores cosas que tú?
A veces la ambición no nos permite establecer límites, no nos permite reconocer la diferencia entre necesidad y deseo. Escuchemos lo que Jesús nos dice al respecto:
La gran mayoría de los inmigrantes latinos hemos venido a este país con la esperanza de lograr el sueño americano convencidos que, si trabajamos duro, lograremos tener una vida próspera y abundante.
Si bien es cierto que debemos proveer para nuestras familias, también es cierto que cuanto más tenemos, más queremos. Pero ¿qué significa para ti ser rico? ¿Significa tener mucho dinero y cosas materiales? Si eso es lo que tú piensas, escucha lo que dice Jesús:
Según una encuesta realizada en el 2012, el 73% de los hispanos entrevistados cree que sus familias lograrán alcanzar el sueño americano, mientras que el 75% cree que «la mayoría de las personas pueden mejorar si trabajan duro». Sin embargo, la realidad es diferente.
Si eres uno de los muchos que trabajan duro pero aún no han logrado alcanzar sus sueños, que las siguientes palabras de Jesús te den ánimo:
Aprender a expresar el enojo en forma apropiada y no destructiva es un desafío, porque requiere aceptar que estamos enojados, a la vez que aprender a entenderlo y tratarlo. De cualquier forma, el enojo es una oportunidad para conocernos y entendernos mejor.
Aparte de todas las tácticas que existen para ayudarnos a hacerlo, es bueno que también tengamos en cuenta lo que Dios espera de nosotros, según está escrito en la Biblia, donde dice:
¿Qué cosas te hacen enojar? ¿La frustración, el maltrato, la injusticia, la traición, una pérdida, el estrés, la impaciencia, el cansancio? Muchas veces creemos que tenemos razón para enojarnos. Pero ¿es realmente así? ¿O será que hay otra razón por la cual reaccionamos así?
Hoy te proponemos que reflexiones sobre lo que el apóstol Pablo nos dice en la Biblia:
Nos guste admitirlo o no, todos nos enojamos; unos más y otros menos. Si bien el enojo es un sentimiento común, la forma en que reaccionamos varía mucho. Aprender a expresar tu enojo en forma apropiada y no destructiva es un desafío, porque requiere que aceptes tu enojo y que aprendas a entenderlo y tratarlo.
Te invitamos a que la próxima vez que te enojes, recuerdes el sabio consejo que dice:
Las expectativas y exigencias que tanto nosotros como la sociedad que nos rodea ponemos en nuestras vidas, muchas veces llegan a ser abrumadoras. Parece que cada vez tenemos que hacer más y más: trabajar más, producir más, tener más títulos para ganar más dinero y comprar más cosas… la lista es interminable.
En vez de siempre exigir y esperar más de la vida, la propuesta de hoy es ser agradecidos por lo que somos, tenemos y podemos dar, como nos animan las siguientes palabras bíblicas: